Capítulo 2.

952 97 36
                                    



–¿No te han dicho que no puedes caminar por estos sitios sola porque pueden hacerte daño? – Aquella voz era inconfundible.

Jungkook se aproximaba a pasos agigantados hacia ti, quitándose aquella prenda tan característica que usaban los asiáticos para taparse la boca y la nariz, y agarrando al agresor, que intentó agredirle, lo derribó en cuestión de segundos. Tú no dabas crédito a lo que estabas viendo. Ni siquiera sabías cómo te había encontrado. Se acercó a ti y te cogió la mano, arrastrándote fuera del callejón, no sin antes volver a taparse el rostro.

Cuando los dos estabais fuera de cualquier peligro, se detuvo en seco y se dio la vuelta, quedando frente a ti. No sabías qué hacer, no sabías si te gritaría, se enfadaría, o te dejaría allí tirada después de salvarte. Tus pensamientos se detuvieron cuando sus cálidas manos rodearon tu cuerpo, atrayéndote hacia él. Te abrazó con fuerza, y tú correspondiste el abrazo mientras comenzabas a sollozar de nuevo, asustada. Jungkook acercó sus labios a tu oído, susurrándote despacio.

–¿Quieres saber cómo te encontré? – Asentiste al instante. –Cuando te vi allí, hubo algo que me llamó la atención sobre ti. Estabas tan nerviosa con mis compañeros que me propuse averiguar qué reacción tendrías al verme. Sé que soy tu miembro favorito de nuestro grupo, lo averigüé en el momento en el que te acercaste a mí. Estaba feliz de poder ver a mis fans, pero...Tú provocaste una sensación muy distinta en mí. Conseguiste despertar mi curiosidad. Salí a buscarte en cuanto acabó el fanmeeting, y te encontré cerca de ese callejón, por suerte. –

Escuchar su voz tan cerca de ti consiguió que te calmaras bastante. Alzaste un poco tu rostro para poder mirarle. Jungkook te observaba con una expresión seria, a unos pocos centímetros de tu cara. Los nervios pudieron contigo y te apartaste rápidamente, dejando un poco de distancia entre los dos. No soportabas ver esa expresión en él. Estabas acostumbrada a ver a Jungkook alegre, sonriente, pero verle de esa forma te sorprendió bastante. Intentaste pensar en una forma de disculparte, de darle las gracias por salvarte, y por tener que mantener contacto físico contigo para que consiguieras calmarte, ya que sabías que en Corea ese tema era bastante complicado. Estabas tan avergonzada por la situación que no eras capaz de hablar, añadiendo el hecho de que no estabas delante de cualquier persona, sino delante del chico que tanto te encantaba.

Observaste cómo Jungkook apretaba sus puños. Cerraste los ojos con fuerza y te inclinaste haciendo la típica reverencia coreana. Te quedaste inmóvil esperando una respuesta por parte de Jungkook, y te percataste de que tu móvil desaparecía de tus manos. Miraste a Jungkook, que estaba observando tu móvil tranquilamente.

–Uhm...mi móvil...– Intentaste quitárselo, pero por desgracia era más alto que tú y no le costó ningún esfuerzo dejarlo fuera de tu alcance levantando el brazo. Comenzaste a saltar intentando alcanzarlo con una de tus manos, y al instante Jungkook agarró tu mano y te arrastró en alguna dirección hacia quien sabe dónde por la ciudad. ¿Era posible que estuviera intentando llevarte hasta tu hotel? Te pusiste roja al instante.

Varios segundos después comenzaste a caminar a su lado sin la necesidad de que él te arrastrara, porque comenzaste a disfrutar del paseo. Estabas caminando de noche, por las calles de Seúl con nada más y nada menos que Jungkook, el hombre que tanto deseabas ver hace unos días.

–¿Has cenado? – Jungkook rompió el silencio, mirándote.

–Uhm...no tengo mucha hambre. – Negaste con la cabeza, pero tu estómago comenzó a hacer ruiditos, provocando que Jungkook riera.

–¿De verdad que no tienes hambre? – Se relamió los labios en un gesto burlón y te arrastró hasta un restaurante. Tú no pudiste evitar morderte el labio inferior al darte cuenta de en qué situación estabas. Todo aquello cada vez se parecía más a una cita. Por supuesto tu gesto no pasó desapercibido por Jungkook.

Cenasteis tranquilamente en el restaurante. La mayoría del tiempo permanecisteis en silencio, y tú intentabas calmarte cada vez que descubrías a Jungkook observando cada uno de tus movimientos. Te removías constantemente, mirando hacia cualquier lugar del edificio intentando distraerte y evitar pensar que aquella situación te estaba gustando bastante, mientras tu acompañante sonreía y se relamía los labios de forma discreta. Te preguntabas a ti misma constantemente si todo aquello era verdad o estabas soñando. Era impensable para ti poder pasar tiempo con él, y no eras la única que deseaba estar ahí, enfrente de él cenando mientras te devoraba con la mirada. Aunque las circunstancias posteriores al concierto no eran nada buenas, le agradecías mentalmente por la brillante idea que apareció en su cerebro y que lo llevó a buscarte.

Cuando la cena acabó, salisteis del edificio y Jungkook no tardó en volver a coger tu mano. Comenzaste a preguntarte por qué te trataba de esa forma, no te conocía y tú no lo conocías a él. Se te ocurrió la posibilidad de que estuviera intentando jugar contigo, pero la descartaste rápidamente. Él no sería capaz de hacer algo así. 

Finalmente decidiste dejar de darle importancia y disfrutar de su compañía. En esta ocasión, el silencio no te resultaba incómodo, como la mayoría de las veces. Después de caminar un poco más llegasteis al hotel. Estabas bastante nerviosa, ya que no sabías qué pasaría a partir de ese momento.

Entrasteis en la habitación del hotel, no era algo muy elegante y costoso, pero tampoco lo contrario. Te sentiste algo avergonzada cuando Jungkook comenzó a observar la habitación, ya que seguramente él iba a hoteles mucho más lujosos. Pero tampoco debería importarte tanto, ya que se suponía que él solo estaba allí por haberte acompañado.

Intentaste eliminar esos pensamientos de tu mente y te acercaste a él. Debías agradecerle por todo lo que había hecho por ti, y ni siquiera te conocía. Tenías bastante asumido que lo hacía por una de sus fans, no por alguien más. Cuando Jungkook se alejara de ese hotel no volverías a verlo en persona, él seguiría con su camino y tú con el tuyo, y aquello te dolía, pero decidiste que no podías entretenerlo o preocuparlo más.. Cuando te aproximaste a él, te miró y le dedicaste tu mejor sonrisa.

–Gracias por ayudarme antes. No sabía qué hubiera pasado si tú no hubieras aparecido allí...Estoy muy agradecida, pero ya estoy bien, así que no hace falta que estés aquí, estoy segura de que tus compañeros te estarán esperando y estarás agotado por el concierto y...–

No pudiste acabar lo que querías decir. En apenas dos pasos, Jungkook estaba a pocos centímetros de ti, quitándose de nuevo la máscara de su rostro y lanzándola hacia algún lugar de la habitación, acercando sus labios a tu oído mientras susurraba.

–Veo que aún no te has dado cuenta de el por qué estoy aquí contigo esta noche. –     

Un regalo en Corea. Jungkook x Reader.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora