Volvía a tener ese sentimiento pegado al pecho, como si mi depresión y tu ansiedad hubiesen decidido unirse para bailar al son de una canción demasiado alegre para una letra tan triste. Promesas de meñique aderezadas con te quieros aparecían desordenados al ver tu número de teléfono en mi móvil.
Aquellas familias perfectas destrozadas por las bombas de la monotonía nos parecían un problema alejado en aquel pasado, que se convirtió en presente antes de darnos cuenta. Murmurábamos entre dientes al ver a las viejas chismosas criticar nuestra relación, a pesar de que fingíamos que no nos importaba.
Ahora me acuerdo de ti, siempre asomando en los peores momentos. Con tu inoportuna impaciencia y tus ataques de ira incontrolados, te rehusabas a tomar las pastillas que yo misma me tomaba sin receta del médico. Siempre con la sensación de estar ausente entraba a casa y saludaba al gato que era menos arisco que tú en tus mejores momentos.
Sabía que no había logrado cambiarte lo suficiente, seguirías con la idea de irte y no volver en cada desliz de libertad que te otorgaba.
¿Acaso alguien pensaba que eso iba a salir bien?
Porque las bombas siguen cayendo en está mañana de lunes y tengo ganas de vomitar cada vez que pienso en ti. Y me río, y lloro. A ratos o a la vez.
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Kata zutsū //片頭痛// [recopilación de escritos sin sentido]
RandomEsto no encaja en ningún sitio, quizás por eso me gusta tanto. Recopilación de escritos sin sentido alguno. Ni siquiera son buenos, pero al menos son míos.