"No voy hablar de ella, no voy siquiera a hacer mención de sus hoyuelos, ni sus pecas, ni de esos ojos verdes en los que tengo la sensación de poder caer dentro de ellos, ni de su risa nerviosa que siempre trataba de ocultar.
Y como siempre, me enamoro del caos, del desorden, me enamoré de ella por su alma libre, me enamoré de ella porque tenía algo que no había visto en nadie más; tristeza y felicidad, locura y cordura, dolor e ilusión, cielo e infierno. Ella se reía de las leyes, de la política, de lo que carecía de significado, se reía de todo. Blanco o negro, no había grises en su rutina.
Ella es mi vida.
Ella es mi muerte."Sobre ella es de loúnico que Matías logra escribir en semanas, desde que su profesor de literaturales había pedido escribir un libro no tan largo de cualquier cosa que leinspirara, para él, ese alguien era Arlette. Se había prohibido escribir sobreella pero no podía evitarlo. Arlette era su día y su noche, su gloria y superdición, algo así como su infierno
acristalado, siempre andaba en sus pensamientos y parecía tonto porque ella no existía más que en solo su mente. Matías siempre había querido ser escritor, al igual que su abuelo y en todo su trayecto jamás había sentido tal inspiración al escribir que cuando el eje de todo poema, de cada escrito y de cada pensamiento era Arlette. En un intento de despejar un poco sus ideas, decidió dejar de torturarse con aquella chica ficticia, dejar de escribir en la vieja máquina que hace poco su abuelo le había obsequiado e ir a visitar la heladería que frecuentaba casi a diario. Al llegar se sentó frente al mostrador a charlar con Emma, la hija de la dueña y lo más importante, su amiga desde que tiene uso de razón.
— ¿Cómo va todo? — Le preguntó Matías al notarla un poco nerviosa, ella negó tan rápido como cambió de tema.
— ¿Qué vas a pedir hoy? ¿Lo mismo de siempre? — Él asintió pensativo mientras ella preparaba una barquilla de coco y se acomodaba el delantal.
— Emma... ¿Crees que se puede enamorar de una persona que no se conoce? — Cuestionó alzando una de sus cejas tupidas, a la par que fruncía sus labios, ella se volvió a él molesta, incluso se le marcó una de las venas de su frente, una risa amenazó con salir, pero supo en ese momento que era lo último que debía hacer.
— ¿De nuevo con esa chica, Mat? No es REAL, nada de lo que escribes sobre ella, ¿Cuándo vas a comprender eso? — Bufó en un intento de calmarse, y le extendió la barquilla como si tuviera miedo de hacerla trizas entre sus dedos — Deberías darte cuenta de lo que sí es real, yo... joder, eres demasiado despistado.
— Para mí si es real, Emma, tal vez no exista en tu mundo, pero sí en el mío y es un sentimiento que me supera.
Emma se detuvo a mirar detenidamente sus ojos, divagando tomó su rostro entre sus manos, se inclinó sobre el mostrador e inesperadamente lo besó, él abrió sus ojos como platos sorprendido ante su acción, sin embargo y contra todo pronóstico para ella, corresponde moviendo sus labios sobre los ajenos, encerrando entre los suyos su inferior, con el corazón sintiéndolo latir a mil por segundo, se separó tras unos segundos que parecieron una eternidad para él, abrió sus ojos sin querer afrontar lo que había ocurrido, pero no quedaba nada más que hacer, ella le sonrió y de forma casi automática él le devolvió la sonrisa.
— ¿A qué se debió eso...? — Preguntó desconcertado, el beso le había gustado, pero ella no era Arlette.
— Yo si soy real, Mat. — Fue lo último que dijo antes de que su madre la llamara, y lo dejará a él allí, con una laguna en su cabeza, y un corazón confundido.
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Ilosurio
General Fiction"Y aunque la realidad supere la dificcion, la ficción siempre será mejor que la realidad "