¿Alguna vez te has sentido tan solo al punto de comenzar a creer en tu posible invisibilidad?
Yo sí, claramente no lo soy, pero es como si lo fuera.
Me llamo Ignacio, tengo catorce años y asisto a la escuela de Brooklyn desde hace ocho años. La verdad no sé si alguien quiera conocerme, yo diría que no.
Al comienzo la escuela se me hizo bastante fácil, tenía muchos amigos y todos eran agradables conmigo, pero esto comenzó a cambiar cuando cumplí doce, me encontraba en plena etapa de cambios físicos y psicológicos, la primera diferencia que yo noté fue la aparición repentina de vello en lugares que nunca imaginé.
Luego mi voz me fue irreconocible, una mezcla entre tonos graves y agudos con gallitos de por medio. Los hombres de mi clase también tuvieron que enfrentar esta extraña mutación, pero claro para ellos todo era más sencillo que para mí, constantemente hacían alarde de sus músculos y del tamaño de su pene. Al ver que yo no me interesaba por esa lucha de masculinidad se alejaron de mí y dejaron de hablarme. Al principio no vi el gran problema que esto podría significarme, traté de acercarme a las chicas, pero ellas igual me rechazaron. Era el bicho raro de toda la escuela. En ese momento fui invisible, nadie quería ser mi amigo y me excluían continuamente de los grupos de trabajo.
Un día, al llegar a la escuela me percaté de que mi pupitre tenía escrito la palabra "gay" y en la silla había dibujado un pene, fue ahí cuando todo se desató. Desde ese entonces niños y niñas de mi escuela empezaron a burlarse de mí, me gritaban "marica" cada vez que me veían pasar, escondían mis cosas y los chicos se divertían golpeándome. Nunca le comenté esto a alguien, ya que me sentía merecedor de aquello, el único culpable era yo.
Por mucho tiempo intenté entender el porqué, pero nunca encontré una respuesta, tal vez simplemente eso fue lo que me tocó.
Querida Madre, te escribo esto para que al menos tú entiendas mi "porqué", ya que para mí fue imposible, espero comprendas mi decisión, no sufras tanto, estoy muy seguro que nos volveremos a ver, siempre te llevaré en mi corazón.
Encontrarás mi cuerpo en mi habitación rodeado de un charco de sangre. No corras a mi encuentro, porque ya estaré muerto.
Te amo.
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El niño invisible
Short StoryHola, este es un pequeño relato que escribí para la universidad, no quiero contarles mucho de que trata, ya que lo leerán en 5 minutos. Espero les guste mucho. Ignacio Beltrán