PRÓLOGO:

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Sus cabellos castaños volaban con el viento que se deslizaba entre las hebras finas y alguna que otra vez chocaban con su bonito y delicado rostro.

Harry, que vestía un bonito súeter color rosa, zapatillas de deporte blancas y unos desgastados shorts de tela azul marino, detuvo su bicicleta a un lado del aparcamiento y la aseguró con una clase de candado.

Con ayuda de las correas de su bolso deportivo, se lo echó detrás de la espalda con un movimiento ligero, y con la mirada fundida en el piso, camino en silencio hasta la puerta del centro deportivo. Su lugar favorito para practicar su disciplina favorita.

No, no le gustaba ni el basquétbol ni el fútbol.
Simplemente el yoga.

Tomó aire varias veces, esquivando la mirada de los curiosos que juzgaban su personalidad debido al súeter rosa, sus delicados dedos danzaron sobre las barras metálicas con nerviosismo y al final se decidió a abrir lentamente.
No había porque estar nervioso, sin embargo asi era siempre, sin mencionar que esta vez tenía una clase de incomodidad sin saber el por qué.

Caminó por los pasillos hasta que dio con el campo de fútbol que usualmente estaba vacío, lo que le daba mayor amplitud para desarrollar lo que se proponía, solo que esta vez no era así.

Su rostro palideció y un nudo se formó en su garganta, se dispuso a retroceder y salir de ahí lo más pronto posible, pero sus piernas temblaron demasiado.

El campo ya estaba ocupado por tres chicos que jugaban fútbol sobre el césped verde, reían a un volumen demasiado alto para su gusto, se golpeaban mientras uno culpaba a otro de haber echo trampa y los golpes que le propinaban al objeto circular que paseaba por sus pies eran bestiales, tanto que si ese balón llegaba a parar sobre alguna persona, podría dejarle sin la extremidad lastimada.

Dio un paso atrás, luego otro y uno más.
Pero justo cuando iba a darse la vuelta, alguien lo llamó.

-¡Miren! ¡Llegó otro chico! ¡Oye tú! ¿Quieres jugar? -gritó uno de ellos.

Harry levantó la mirada y lo observó, era un poco más bajo que él, sus manos descansaban sobre sus cintura y su pie izquierdo jugueteaba con el balón, el joven de rizos negó con la cabeza un par de veces antes de bajar la mirada una vez más.

-¿Que? ¿Porque no? ¿No te gusta el fútbol?

Negó de nuevo.

-Perdona si ocupamos tu lugar, no era nuestra intensión, pero puedes hacer lo que sea que haces en donde lo haces, nosotros ocuparemos la otra parte del campo ¿te parece bien?

Harry jugueteo con el borde del sueter antes de contestar, aunque de cualquier forma; no lo hizo.

Asintió despacio y caminó hasta el lugar que siempre ocupaba, bajo una cálida sombra creada por las paredes, era magnífico.

-¿Como te llamas? -preguntó el chico justo cuando Harry creyó que al fin se iba a detener.

-Y-yo... Hm...

-¿Mi cara te incómoda? Porque si es así podría usar una bolsa, ya sabes -rió.

-Vamos, ya déjalo, no parece querer hacer amigos, sigamos con el juego -intervino otro de los jovenes.

-Mi nombre es Louis, por si te interesa, y ellos son Liam y Zayn, estaremos aqui la mayor parte del dia, asi que tendrás que soportarnos un poco, no debe ser tan malo, supongo.

El chico de rulos castaños asintió.
Subío la vista de golpe cuando vio que Louis se acercaba a él, no fue tanta la distancia, pero aún así, era incómodo.
O lo fue, al menos hasta que reparo en sus ojos azules... Tan simples como cualquier otro par de ojos azules, pero la forma en que lo miraban, eso fue lo que lo cautivó.

-Soy Harry -mencionó con una sonrisa.

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Zona Larry siempre en mi corazón  (:

Yoga BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora