Capítulo 4.

667 92 34
                                    

—Odio a tu hermana.

TaeHyung se aferró a su vaso de jugo mientras las personas comenzaban a dispersarse luego de la cena, su ceño estaba fruncido en dirección al líquido dentro del mismo como si fuese veneno o algo similar. SeokJin sonrió hacia él, atrapando la mano de YoonHae cuando ésta se balanceó en su dirección, le tendió una flor, que supuso había robado de alguno de los adornos a su alrededor y se fue nuevamente detrás del grupo de niños que pasaba por allí.

—Siempre podemos decir que está enamorada de ti. —TaeHyung susurró aún mirando el vaso con curiosidad—. Eso si no decidiste soltarle finalmente toda la sopa a tu familia, tu padre se lo tomó bastante bien.

SeokJin sonrió, viendo a su padre por el rabillo del ojo. Él iba a tener que tomar una decisión pronto o el hombre terminaría delatándolo frente a todos. Desde que le había dicho sobre su parentezco con la pequeña, el tipo no había quitado los ojos de su nieta ni un instante, pareciendo a punto de saltar a su rescate cada vez que YoonHae se balanceaba en sus pies, y aceptaba las flores que la niña robaba con una gran sonrisa boba.

Sí, un abuelo baboso en proceso.

—No lo sé aún —dijo con el mismo tono—. Papá siempre ha sido el comprensivo de ambos, mamá es una historia diferente.

— ¿Y me lo dices a mí? Ella fue quien quiso darme dinero para que no mal influenciara a su pequeño retoño.

—Aceptaste el dinero —siseó.

—Pero lo usé para comprarte ese bonito suéter rosa que resaltaba tus ojos —replicó con rapidez—. Eso debería contar en algo.

—Usaste lo que te sobró para comprar cervezas, Tae.

El castaño rodó los ojos—. Eres un rencoroso, pensé que ya te habías olvidado de eso.

Pasando una mano a través de su cabello, Jin dejó pasar el tema mientras observaba a su alrededor, intentando que una solución llegase a su mente. Una mirada castaña se bloqueó con la suya desde el otro lado de la mesa, una mirada enojada. SeokJin parpadeó, sorprendido al ver esa expresión en el rostro de YoonGi hasta que se dio cuenta de que el chico no estaba mirándolo sólo a él, sino que le fruncia el ceño a la cercanía que tenía con TaeHyung.

Luces de colores encendieron en su cabeza.

—Tae, desde ahora somos pareja.

El vaso resbaló de la mano del castaño y por algún milagro, cayó de pie sobre la mesa, sólo unas pequeñas gotitas se derramaron sobre el mantel. Los ojos del chico, más amplios de los que los había visto nunca, se dirigieron a él.

— ¿No te basta con darme una hija, ahora también quieres la boda y el anillo?

—Sólo será hasta mañana en la tarde cuando volvamos a casa, no te afecta en nada. —bufó.

—Sí, cortamela —gruñó—. ¿No quieres que le ponga un moño y te la de como ofrenda, también?

Rodando los ojos, SeokJin revolvió el bolsillo de su pantalón, abriendo la pequeña caja con maestría y sacando uno de los pequeños tubos blancos. Lo mantuvo frente al rostro de TaeHyung junto con un pequeño encendedor—. Hay más de donde vino éste, sé un buen chico y puede que te dé otro.

TaeHyung casi salivaba a la vista del cigarrillo—. Bien, bien, seré tu marido, tu esposo y tu amante —tomó ambas cosas y se escurrió fuera de la vista, seguramente buscando un baño donde pudiese tragar nicotina sin ser molestado. Jin casi podía imaginar al chico en un rincón, como un Gollum, adorando el cigarro.

YoonHae volvió corriendo a su lado y extendió sus brazos, pidiendo ser cargada. Cuando SeokJin lo hizo, su hija rápidamente se acurrucó en su regazo, dando por terminados los juegos. Sus mejillas estaban sonrojadas como manzanitas y su respiración era agitada.

Sobreviviendo a YoonHae 생존 윤해       | yoonjιn |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora