Capítulo 28

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Espero les guste y no se olviden de votar y por favor vuelvan mañana por el próximo.

SALOMÓN

-¿dónde vas Sébastien? - me acerqué y tomé su mano, tanto tiempo que no estábamos cerca y me daba cuenta de que lo había extrañado, pero me sentía culpable por el daño que le había hecho a mi propia sangre.

- Antonio, está muriendo - sentí que palidecí, Antonio nuestro amigo no podía estar muriendo- él va a ser mi donador.

- Sébastien, no sé qué decir, me alegra saber que volverás a ver pero me duele saber que Antonio morirá - cerré los ojos, no podía entender porque la vida era tan cruel, Antonio siempre fue un buen hombre.

- Sr. Arévalo, no perdamos más tiempo - vi como lo tomaron del brazo y se lo llevaban, Lena se acercó y depósito un beso en sus labios.

- estaré aquí esperándote- y se fundieron en un beso.

- sólo saber que estarás aquí, él miedo se va.

- muchacho, todo saldrá bien - lo abrazó fuerte.

-padre yo llevaré a Sébastien, quiero ser yo quien lo guíe esta vez - mi padre asintió.

Salimos del cuarto y no pude evitar mirar a mi padre y a Lena, los iba a extrañar.

Pasé casi tres horas esperando poder hablar con Sébastien, estaban decididos a hacerle todo los exámenes previos, me dejaron entrar para verlo.

- Sébastien - tomé su mano - me siento feliz tomar tu mano, no sabes cuánto te extrañé.

- también te extrañé Salomón, pero me doy cuenta que estuviste bajo el engaño de ellas, lo que importa es que estás aquí, que te tengo cerca de nuevo.

- Sr. Arévalo, en sus exámenes todos está bien y llegó la hora de la intervención.

Miré a Sébastien y las lágrimas que salían de su rostro me conmovieron, lo abracé y ambos lloramos, sabíamos lo que acababa de pasar, Antonio nuestro amigo acababa de morir.

- ¿Porqué tuvo que morir?- lo estreche fuertemente.

- lo siento pero debemos llevarlo ya- suspiré y deposité un beso en su cabeza y me aparté para que lo trasladarán a operarlo.

- prométeme que estarás aquí -cerré los ojos esos no eran mis planes pero no iba a fallarle de nuevo.

- aquí estaré.

Lo vi marcharse, deseaba que todo saliera bien y que él recuperara la vista, mi hermano merecía ser feliz.

Con paso decidido caminé hacia el cuarto de Lena, cuando entré se me hinchó el corazón al ver a mi padre cargando al bebé, él levantó el rostro y me sonrió.

Me acerqué y miré a la cosita más linda y diminuta entre los brazos de mi padre.

- hijo, te presentó a Marco - miré a Lena y ella sonreía.

- es precioso padre -mi padre me lo extendió y con cuidado lo cargué, era tan bello y sobre todo la paz que se sentía al tener a un bebé entre los brazos.

- Lena - me acerqué a ella y le di al bebé no sin antes depositar un beso en su cabecita -debo decirte algo - suspiré y miré a papá que se puso serio y se acercó -yo te mentí, también a ti papá -ambos me miraban y sentí miedo del rechazo.

- ¿de qué hablas muchacho?

Me pasé la mano por el rostro y cerré los ojos.

- cuando me buscaste para decirme que me hiciera cargo de la mujer que embarace tuve mis dudas porque me había dedicado a beber pero cuando llegue a la casa y la vi, estaba seguro que nunca había visto a Lena, él día que te nos vimos fue la primera vez que te vi- ella estaba pálida.

-¿eso significa?- su precioso rostro estaba sorprendido.

- si Lena, que tú hijo es de Sébastien - ella dirigió su mirada a Marco. - perdóname, cuando comprobé que nunca te había visto yo preferí ocultar la verdad y hacerme pasar por el padre de Marco, estaba podrido de tanto resentimiento y odio porque estaba seguro que él había matado a mi hijo y quería hacer pagar a mi hermano, robándome a su hijo - no soporté mirarlos a los ojos, me sentía una basura humana.

Sentí a mi padre acercarse.

- muchacho cuánto dolor has pasado por esas dos arpías, lamentó tanto no haberte podido ayudar.

Y cuando ella se acercó mi corazón se encogió porque merecía su desprecio y su odio.

- Salomón -puso su mano en mi mejilla - gracias por decirme la verdad, lamentó la pérdida de tu hijo y si te perdonó- no le creí, ¿cómo podía perdonar mi maldad?

- ¿Sébastien ya sabe?- la miré a los ojos que se veían sin rastro de odio o resentimiento.

-no he podido confesarle la verdad, ya lo ingresaron a la sala de operación -mi padre asintió, y agachó el rostro.

- se nos fue el muchacho- asentí y lo abracé.

-él nos dio el regalo de que Sébastien pueda volver a ver, esperemos su cuerpo no rechacé las córneas.

- confiemos en que no lo hará muchacho, debo llevar a Lena a casa, hoy le dan de alta a ella y el bebé - palmee su espalda.

-no te preocupes yo estaré aquí esperando noticias, esta vez no les fallare.

POV LENA

¿Feliz? Inmensamente, Marco era hijo del hombre que amaba, ahora entendía porque siempre rechacé a Salomón, mi cuerpo reconoció a su maestro, a quien le enseñó todo el placer de la intimidad.

Sébastien era celoso y posesivo, sabía que se iba a sentir feliz al saber que él había sido quien me embarazó.

- Lena, gracias por que perdonaste a mi hijo, me alegra que seas tú quien esté con Sébastien, no negaré que le he tenido mucho cariño a Natalie pero era a una persona que no existía, creo que hasta el día de hoy conocimos a la verdadera -asentí.

-Salomón, perdona pero no creo que sea acertado que le digas la verdad a Sébastien, déjalo que se recuperé de la operación y de la pérdida de su amigo- lo observé y vi que estaba batallando con él mismo.

- necesito irme Lena - se pasó la mano por el pelo- tengo que encontrarme a mí mismo y ser libre de la culpa que siento por el daño que le hice a Sébastien.

- el te perdonará -murmuré segura- sólo te pido máximo un mes.

Los días pasaron Sébastien había salido bien de la operación, estábamos esperando el día señalado que le iban a quitar las vendas, él no lo decía pero sabía que estaba ansioso por volver a ver y triste porque en este mundo ya no estaba más su gran amigo.

Los nervios me invadieron cuando nos tocó ir a la clínica para que le quitarán las vendas a Sébastien, en el fondo temía que Salomón no me recordará por estar borracho, la verdad la conocería cuando el ya mirará.

Tenía las manos sudadas, Marco estaba en los brazos de su abuelo y Salomón en una esquina del cuarto, sentía que el doctor hacia muy lento el proceso de quitarle las vendas a Sébastien.

- Sr. Arévalo, despacio abra los ojos.

Todos nos quedamos en un silencio sepulcral, Sébastien abrió los ojos.

- Dígame Sr. Arévalo, ¿puede ver?

Kgerals 💜

Con los ojos del alma ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora