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Paola caminaba camino a casa después de un largo día de escuela. Su casa quedaba a una cuadra del colegio, por eso, procuraba caminar lento, para disfrutar el camino, la tranquilidad y pensar, pero aún así andaba con cuidado debido a que no vivía en un barrio muy bueno por así decirlo. Pensaba una y otra vez en porque hoy no había estado la maestra Yocelyn con su curso haciéndoles la clase de inglés, era su materia favorita y debido a los cambios del colegio ya no era su profesora, ahora era un profesor pero este hoy no había ido a clases. Eran los primeros días, aún faltaban maestros y en muchas clases no habían y solo de dedicaban a molestar y a jugar, claramente a Paola eso no le molestaba, disfrutaba el tiempo libre para escuchar música, conversar con su amigo Bryan al cual era gracioso reírse de él o leer en su celular en la aplicación de Wattpad, pero, con su clase favorita nadie se metía y aún pensaba lo enojada que estuvo esa clase libre, y lo enojada que estaba ahora.

Finalmente, cruzó la calle y ya se encontraba en casa, un viaje de tres minutos, pero con muchísimos pensamientos. Era viernes, por lo tanto ya no volvería a clases hasta el lunes y podría relajarse con el tema de su materia favorita, Inglés.

Su madre se encontraba como siempre parada en la puerta de su casa esperándola, con una mano en forma recta arriba de los ojos para cubrirse del sol, y una pierna estirada recta. Se saludaron y entraron inmediatamente a la casa.

Paola subió a su habitación, acarició a su gata, su bebé, su mundo entero  y procedió a cambiarse la ropa del colegio. Tomó su celular y saludo a su grupo de amigas por whatsapp, lo dejó a un lado y bajo para almorzar junto a su madre y sus dos sobrinos, Alejandra y Cesar.

—Oye Paola, falta algo para tomar, podí ir a comprarte una bebida? —la madre de Paola habló, poniendo servicios y vasos en la mesa.

Paola solo asintió con la cabeza con una mueca de disgusto debido a su desagrado hacia las bebidas de fantasía. Tomó el dinero, la botella retornable y las llaves. Salió de la casa.

—Gracias. —Paola dijo con su tono de flojera y enojó de siempre al recibir la bebida para salir del negocio de la esquina.

Se detuvo.

Un joven de más o menos unos 20 años (o eso aparentaba) algo alto, delgado, con barba y gafas negras pasó montado en una moto por el callejón en el que Paola iba y venía del colegio. Aunque iba rápido, Paola lo vivió todo muy lento, incluso notó que este la observó y le dio una media sonrisa, algo sarcástica. Para ella todo fue tan lento, pero había transcurrido menos de un minuto. Estaba impresionada, y parada como tonta con una bebida limón soda en sus brazos. ¿Qué había ocurrido? Paola simplemente lo ignoró, como lo hacía con todo y regreso a su casa.

Creyó que aquel momento se desvanecería de su cabeza pero estuvo  pensando y viviendo ese momento en su cabeza por todo el fin de semana.

No correspondido. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora