Encrucijada

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Bueno, los personajes no me pertenecen, si no a su creador Masashi Kishimoto, la historia pertenece a Cecilia de los Ángeles Gordoa Moreno, está es solo una adaptación del cuento corto y está ubicada es un AU. Dedicado a ElizaSher, que fue la que eligió el cuento y la pareja.

Advertencia: Ooc en algunos personajes, la historia está ubicada con folclor mexicano.

Al final de la lectura hay un pequeño glosario por si no conocen unas palabras.

Encrucijada

Hinata no pudo conciliar el sueño; no quiso abrir los ojos porque creía mirar figuras fantasmales proyectadas en las paredes por las sombras de los santos y las veladoras encendidas, temblorosas, que producían sonidos crepitantes como de dientes que chirriaban. Tenía miedo, se santiguaba, encogió el cuerpo bajo las sabanas. Sentía ver al enemigo malo a través de los párpados cerrados, asestando feroces dentelladas entre las brasas del fogón. Se santiguo cuarenta veces murmurando La Magnifica entre dientes, jurando confesarse en la mañana tan pronto despuntara el alba.

¿Sería verdad?

El maligno quería que abandonara sus veinte años de abnegación y de martirio soportando las golpizas que Toneri le propinaba casa a diario, dejándola casi muerta, más del alma que del cuerpo. Por más que Hinata quería, deseaba saber la causa del maltrato, el hombre no se lo esclarecía.

− ¿Por qué me pegas, Toneri?

− ¡Por ramera y silenciosa, eres una cualquiera!

− Eso dice...

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Hinata buscaba y rebuscaba, desde que su padre la casó a los quince años hasta ahora, como podía haberle faltado al respeto a Toneri y no encontraba nada. Daba vuelta y revuelta al asunto hasta que se cansaba de pensarlo, entre remolinear el pensamiento y acomodarse las ideas, armaba sus tormentos revolviéndose en el lecho, se perdía, se encontraba y empezaba de nuevo.

La verdad, a veces no entiendo muy bien al señor cura, pensaba, o es que de plano estaré muy taruga. Él dice que las mujeres tenemos que ser como la virgen María, puras, buenas, abnegadas y callada, pero a mi leal saber y entender en primero, si como dice el padrecito que ella encargó por obra y gracia del Espíritu Santo, que así se llama la palomita que esta retratada en el cuadro de la Divina Providencia, arriba del Padre y del Hijo, el que uno cuadre con un pajarito de ésos, pues lo veo muy difícil. Ahora mucha y buena conformidad que así haiga sido, pero bueno, el señor Cura dice que un ángel lo convenció. Quién sabe cómo serán las costumbres en esos otros ranchos que dicen que están muy lejos. Ora que también San Jocesito era un hombre muy bueno, trabajador y cumplidor. No era de ésos que andan en fiestas buscando otras mujeres, ni emborrachándose, mucho menos agarraba a golpes a la Virgencita Santa, todo lo contrario, dicen que nomás asistía de carpintero trabaja y trabaja; nunca decía una mala palabra, antes al contrario, hablaba rete quedito. Pos entonces como la Virgencita no iba a ser tan calladita, con un hombre como éste no le ha de haber costado mucho trabajo.

Y con otra que tampoco acabo de entender: si la palomita preño a la Santísima Virgen, entonces este pajarito sería el padre de nuestro Señor Jesucristo, de modo que el Señor de las barbas y el cabello blanco, ¿Quién podría ser?, a lo mejor el suegro de la Virgencita, el tata del señor San José, porque a mí no me gusta pa' que haya sido papá de ña palomita: este sí que es un problema grande, yo creo que el mismísimo Señor Cura se hace bolas, por eso nos dice que creamos sin preguntar, que si no derechito al infierno. Él mucha culpa tiene de que los hombres de estos lugares traten así de mal a las mujeres, yo digo que por eso no habían irse a estudiar tan lejos, pues aprenden los modos que tienen en aquellos otros ranchos y luego vienen aquí queriendo que vivamos como dicen allá.

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