Tras despedirnos de nuestros padres, nos metimos los dos en una cabina, bastante más cómoda de lo que pensaba, y nos pusimos a charlar, emocionados, sobre el curso que estábamos a punto de comenzar.
- ¿Por qué no has venido antes? - Le pregunté.
- A mi madre no le gusta nada la magia, de hecho, se casó con mi padre sin saber que éste era mago. Al final tuvo que aceptarlo, pero lo de tener un hijo mago ya fue demasiado. Cuando me llegó la carta, ella montó en cólera, diciendo que era una maldición y que no se lo merecía. Me prohibió venir porque decía que ir a un internado con once años era arruinarme la vida. La razón por la que me deja venir es porque le dije que iba a ir una amiga mía, así que, indirectamente, ha sido gracias a ti.
- ¿Por qué estaba en contra de la magia?
- Nunca se lo he preguntado, la verdad. Tengo miedo a cómo va a reaccionar, y no creo que me dé una buena respues...- Paró, viendo que la puerta del compartimento se abría.
- Hola, ¿puedo pasar? - Dijo entrando y cerrando la puerta tras de sí. - No hay cabinas libres, y parecéis majos.
Observamos atónitos cómo entraba y se sentaba a mi lado, subiendo las piernas y apoyando los pies en mi maleta.
- ¿Quienes sois? - Preguntó mirándonos fijamente.
- Yo...- dudé - yo soy Anna Poldark.
- Yo soy Josef Banner, ¿y tú?- Le preguntó.
- Yo soy Clara Sparks,- dijo subiéndose al asiento con aire victorioso- reina de los acertijos, archiduquesa de las bromas e infanta de los dulces y los pasteles.
- A sus pies, su majestad. - Dijo Josef haciendo una reverencia.
- Gracias Jo, te tendré en cuenta para mi comité en Dulcelandia. ¿Qué pasa con tu dama, acaso es una rebelde que se está sublevando contra mi persona?- Preguntó señalándome con superioridad fingida.
- En absoluto su alteza, disculpe mi arrogancia. - Dije postrándome ante ella.
- Está bien, pero que sea la última vez.- Dijo dejándose caer de nuevo al sillón. - No os había visto nunca, sois nuevos, ¿verdad?
Los dos asentimos a la vez.
- Tranquilos, esto es una pasada. Lo mejor, para mí, la comida. Tenéis que probar las tartaletas de manzana y canela. DE-LI-CIO-SO. La directora, una arpía, pero hay profesores muy majos. Bueno, depende de la casa en la que os pongan. Yo soy Hufflepuff, y lo digo con todo el orgullo del mundo, aunque digan que somos más tontos que un troll. Y vosotros, ¿para qué casa creéis que vais?
- Yo creo que a Hufflepuff también, pero nunca se sabe.- Dijo Josef.
- Yo no lo tengo muy claro. Mis padres fueron a Slytherin, pero yo no me siento muy identificada con esta casa.- Dije jugando con un mechón de mi pelo.
- Bueno, el sombrero decidirá. - Hubo un largo y pausado silencio. - ¿Habéis traído mascota?- Dijo Clara al fin.
- Sí, - dijo Josef llevando su mano hacia una caja tapada por un paño.- ¡Voilà! Mi pequeña criaturita, Eddie.
Retiró el paño descubriendo una diminuta ardilla que se encontraba royendo una almendra. Tenía la cola de colores y el pelo peinado en una cresta.
- Esto es lo que le pasa a un pobre animal indefenso cuando lo dejas en manos de un par de niños de seis años. Debe de haber sido una tortura.- Dijo Josef metiendo un dedo en la jaula para jugar con el animal.
- Parece que se ha tragado un arcoiris.- Opinó Clara entre risas. - Bueno, ¿tú tienes mascota, Anna?
Cogí el terrario de Ceo y lo apoyé sobre el asiento.
- ¡Vaya! Es una pasada. ¿Cómo lo has hecho?- Me preguntó ella.
- ¿Lo del terrario? Lo ha hecho una amiga, es genial. - Le aclaré mirando a mi mascota. - Este es Ceo, mi lagarto.
Ella nos enseñó también su mascota: una cobaya llamada Suerte, a la que pusieron ese nombre tras sobrevivir a la caída desde un tercer piso y salir ilesa.
Quedaba media hora para llegar así que fuimos a ponernos las togas, y cuando salimos, miramos por la ventana y vimos en la distancia el imponente castillo en el que íbamos a pasar el curso.
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EL OCTAVO LIBRO
FantasyA veces, solo tienes que fijarte en los detalles más insignificantes para descubrir verdades tan grandes como que la magia es real. Soy Anna, Anna Poldark, y esta es mi historia. Puede que no descubriese la magia hasta hace relativamente poco pero y...