Snow Queen

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Mark y Johnny jugaban a las atrapadas en el patio del menor.

Las nubes comenzaron a hacer presencia en el cielo, tornando el ambiente oscuro, frío y tenebroso. No eran nubes normales.

Diminutos cristales de hielo empezaron a caer, pasando desapercibidos por los pequeños.

Uno de los cristales cayó en el ojo derecho del mayor, mientras que otro se incrustaba en su corazón, congelándolo lentamente.

La madre de este llegó a buscarlo al poco tiempo.

-¿Seguiremos jugando mañana, Johnny?- preguntó Mark sin tener en cuenta lo que sucedía en el interior del contrario.

-Ya sabes que sí, Mark.

Sonrieron el uno al otro, despidiéndose.

Sin embargo, al día siguiente no llegó, ni al siguiente, ni al día después de ese.

Mark lo extrañaba, creía que Johnny lo había abandonado. Pero eso no estaba muy lejos de la realidad.

Se enteró, por una plática entre sus padres y los de Johnny, que este último había huido de casa la misma noche del día que lo vio por última vez.

Tal parece que lo divisaron dirigiéndose a la montaña nevada, no muy lejos del pequeño pueblo. Y Mark estaba asustado, pues su abuelo le contaba historias sobre una bruja del hielo que habitaba en la cima.

Aún así, haciéndose el valiente, tomó una mochila y echó en ella un par de botellas de agua y galletas. Estaba decidido a ir hasta la montaña a buscar a su mejor amigo.

Cuando estuvo seguro de que sus padres dormían, salió de su casa en busca de Johnny.

Pasó horas caminando hacia la cima -tampoco es que el montículo de tierra fuese tan grande-. Era raro que, a pesar de estar a mediados de junio, el suelo estuviera nevado y la temperatura fuera baja. Pero no le importó, ignoró el frío, dispuesto a recorrer los kilómetros que faltaran hasta su destino.

Casi se desmayaba en mitad del camino, faltaba poco, pero sus fuerzas se agotaban, como sus galletas y su agua. Tenía hambre y cansancio.

Un lobo lo halló tendido en el suelo. Lo tomó por la camisa y le arrastró hasta su cueva; lo acomodó en el suelo y se echó junto a él para brindarle calor.

Mark se levantó un poco después, aturdido y desorientado. Se hallaba solo. Pero no por mucho, puesto que el lobo regresó trayendo consigo frutos secos para el estómago del niño.

Una vez hubo comido, retomó su camino, dándose cuenta que estaba más cerca que antes... mucho más cerca.

El enorme castillo de hielo y nieve se cernía enfrente suyo. Y en la puerta estaba Johnny, como si lo esperara.

Corrió hacia él para llevarlo; sin embargo, el mayor lo apartó. Mark intentó unas cuantas veces más jalar el brazo de su amigo, pero continuó recibiendo la misma respuesta. Y, sin aguantar más, las lágrimas hicieron su camino por lo largo de su cara.

Johnny lo ignoró, como si no estuviera ahí, pero la verdad es que, a causa del cristal en su ojo, no podía ver nada. Y sus sentimientos se habían congelado junto con su corazón.

Una mujer, de apariencia joven, salió por la puerta principal al escuchar a Mark sollozar.

-¿Qué haces tú aquí?- cuestionó con voz demandante.

-Y-yo... vine por mi amigo.

Mark estaba temblando, más por miedo que por frío. Las historias de su abuelo eran ciertas: la bruja era real. Y lo creyó más cuando, si usar sus manos -ni nada aparte de su magia-, levantó una enorme masa de nieve.

Cayó de golpe al suelo antes de quedar enterrado bajo el grueso manto de nieve. El lobo se había aventado hacia él, apartándolo del camino y, a la vez, salvando su vida.

El niño se apoyó en el cuerpo del animal para poder ponerse en pie. Trató de que su voz no flaqueara al hablar:

-¿Por qué hace esto? Yo no quiero hacerle daño, sólo me llevaré a Johnny y la dejaré en paz.

-¡Ese es el problema, mocoso! Te lo quieres llevar. Él es mío. Está hechizado, jamás se irá de aquí.

-Por lo menos déjeme despedirme de él.

-¡No! Ahora largo. Tengo cosas importantes qué hacer.

Ante las palabras de la mujer, el canino se abalanzó sobre ella, dando a Mark una última oportunidad.

Se acercó a Johnny dándole un fuerte y cálido abrazo. El calor de este derritió la capa de hielo que cubría su corazón y sus sentimientos. Al recuperarlos, el mayor comenzó a llorar, expulsando de su ojo el otro cristal. Vio a Mark por primera vez en días y lo primero que hizo fue darle un inocente beso, uno en el que solo rozaron sus labios, pero hicieron al menor demasiado feliz.

-¡NO!- gritó la mujer al darse cuenta de que su hechizo se había roto.

Intentó deternerlos, pero el lobo fue más rápido, mordiendo e hiriendo ambas manos de la bruja para que no intentara nada. Sin embargo, una daga de hielo -del tamaño del dedo del que salió- terminó incrustada arriba de uno de los omóplatos de Mark. No fue grave, pero ocasionó dolor en la zona.

Velozmente comenzaron a descender de la montaña. El lobo se haría cargo de la bruja, eventualmente.

A mitad del camino se encontraron un par de hombres que subían a la cumbre. Pero se detuvieron al ver a ambos niños.

-¡Los encontramos!- gritó uno de ellos.

Eran un equipo de rescate, que había ido en busca de Mark y Johnny. A penas llegaron al pueblo, el menor fue atendido. Posteriormente, ambos fueron castigados por haber escapado así.

En algún momento se habían prometido no hablar de lo ocurrido a nadie, absolutamente nadie. Sería un secreto entre ellos dos, aunque eso les costara su libertad por tres meses.

Al final, los dos estuvieron juntos de nuevo, disfrutando el resto de su vida como el hermoso par que se enfrentó a una bruja y su hechizo.

    ( ͡° ͜ʖ ͡°)     

Al final no le encontré mucho sentido, pero bueh ¯\(ツ)/¯

KDCIRT :v

Y como el puto guatpad anda gay y no me deja poner foto en galería, les dejo esta cosa sensualona 7u7r


Aw, pero que cositas tan adorables ๑^ω^๑

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Aw, pero que cositas tan adorables ๑^ω^๑

La Reina de las Nieves [JohnMark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora