Prólogo

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Disclaimer: Harry Potter y todos los personajes le pertenecen a J.K. Rowling, la trama le pertenece a LayaCB. Esta y mis demás historias únicamente serán publicadas por mí, tanto en wattpad y fanfiction. Por favor, si la ven en una plataforma diferente o con el nombre de otro autor, avísenme porque muy probablemente se trate de plagio.

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Prólogo

Corría desesperado por aquel bosque, escuchando en cada paso como su corazón tronaba en sus oídos y golpeaba en su pecho con fuerza.

—¡HARRY! —Escuchó a lo lejos la voz de Ron, deteniéndose de inmediato. Giró sobre sí mismo, mirando hacia todos lados tratando de ubicar de qué dirección había provenido la voz de su amigo, pero la espesa niebla le impedía saber hacia dónde se dirigía.

—¡Periculum! —Gritó el auror al tiempo que alzaba su varita al cielo nublado, pero la luz roja jamás salió. —¡Periculum! —Profirió nuevamente con manos temblorosas y nada paso. Furioso, arrojó su varita y tomó una gruesa rama de aquel suelo húmedo, observando alerta cualquier movimiento que le indicara que tenía que atacar. —¡Sé que estás ahí! —Dijo sosteniendo mejor la pieza, podía oír como las hojas crujían con cada uno de sus pasos. Giró rápidamente al sentir la presencia de alguien cruzar por su espalda, miró atento cada rincón de lo que su vista le podía permitir, ¿Quién diablos era? Se preguntó impotente, temiendo por su vida por primera vez en mucho tiempo, jamás había presenciado algo así, ¿Qué clase de magia desconocida era esta?

—Desármalo. —Pronunció una voz a lo lejos y el chasquido de unos dedos tronó, dejando en cuestión de segundos al auror con las manos vacías. Harry tomó rápidamente su varita y apuntó a la nada, pese a que sabía que sería inútil. Apretó sus dientes furiosos escuchando esa estúpida risa que le erizó la piel. Y antes de que pudiera pronunciar la siguiente palabra, algo pequeño se clavó en su espalda, impidiéndole el habla y cualquier movimiento, cayendo de golpe al suelo. —¿Cuánto tiempo queda? —Preguntó al elfo mientras se acercaba a Harry y sonreía, clavando sin piedad uno de sus pies en la espalda del chico.

—Un minuto señor. —Respondió la criatura, Harry deseo poder mirarlos, pero su rostro inmóvil estaba mirando hacia el otro lado del bosque.

—Dame su varita. —Ordenó y el elfo obedeció de inmediato. Miró aquellos senderos oscuros del bosque, sus ramas torcidas, la niebla, agradeciendo por primera vez que Ron y Hermione no estuvieran ahí para verlo morir.

Hermione...

—Obliviate. —Y entonces todo se tornó oscuro.

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Kahoolawe, Hawái.

Tan pronto los primeros rayos de sol se vislumbraron en aquella isla, Bane no dudó en salir de su cama. Se vistió rápidamente y echó un vistazo a la cama de enseguida donde su abuelo yacía dormido, optando finalmente por dejarlo descansar un poco antes de salir del muelle. Una vez fuera Dante se dejó ir enseguida a saludarlo.

—Buenos días a ti también. —Saludó sonriendo el chico mientras le daba unas palmadas en el lomo al perro. —¿Tienes hambre? —El can ladró de inmediato como afirmación. —Vayamos por la red antes de que el abuelo se despierte. —Dijo dirigiéndose fuera del bote con el perro detrás de él. Caminó unos minutos por la orilla de la playa hasta llegar a un cúmulo de rocas que se encontraban cerca, la noche anterior él y su abuelo habían colocado una red de pesca con el fin de que a la mañana siguiente pudieran llevar algo para tomar el desayuno mientras regresaban a casa. Se subió a las rocas cuidando que las pequeñas olas que chocaban contra ellas no lo hicieran resbalar. Buscó la cuerda de la red y comenzó a desatarla de una de las rocas para después empezar a jalarla.

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