La Bailarina y El Pianista Cap. III

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Hoy era el día más esperado para mí abuela más que para mí

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Hoy era el día más esperado para mí abuela más que para mí. Fuimos al lugar de la última vez, solo que ahora todos los concursantes teníamos que estar en el escenario. Estaba tan nerviosa que me transpiraban las manos por un lado quería ir al conservatorio y por otro quería quedarme en el campo, pero no puedo vivir eternamente allí.


- En primer lugar!! El número 23!
- En segundo lugar!! El número 108!
-Bueno, tendré otras oportunidades -pense para mis adentros-
- Y el tercer y último concusante! Que debo admitir, bailo muy bien. ¡Es el número 58!

Me quedé en shoc por un momento y luego reaccioné y agradecí al jurado por haberme elegido y nos dirigimos hacia el salón en donde me esperaba mí abue.


- Y cómo te fue? -pregunta nerviosa-
-bajé las mirada y luego la volví a mirar con una sonrisa de oreja a oreja- ¡gané el tercer lugar!
- Yo sabía que ibas a poder mí niña, ¡que gran noticia! -me da un abrazo-
- Aunque la beca es de un año, crees que el próximo año podamos pagarla.
- Todo se puede mí niña, no te preocupes. Ahora vamos a festejar con tú comida favorita.
- Sii! Gracias abue! Te quiero.
- Yo te quiero aún más.

Con mí abuela fuimos a nuestra casa y festejamos toda la noche. Paso una semana y ella me ayudó a armar las valijas para ir al conservatorio, porque allí al parecer hay dormitorios para quedarse allí, yo no quería pero mí abue literalmente me obligó, ya que quiere que socialice. Al día siguiente nos preparamos y me llevó hasta el conservatorio, cuando bajamos nos dirigimos hacia las dirección para presentarme, podía sentir la mirada de todos en mí ¿acaso tenía algo en la cara?

Por un momento podría haber jurado que uno de los que me miraba era ese gran idiota pervertido, pero no es posible que él esté acá ¿cierto?

Cuando llegamos a la dirección me presenté, la directora parecía amable pero cuando vino la mujer que iba a ser mí profesora de ballet, casi me espanto y no porque fuera fea sino porque tenía una mirada tan seria que daba miedo, en fin me despedí de mí abue y fui a lo que sería mí nueva habitación. Cuando entré me sorprendí de lo grande y hermosa que era y al parecer tenia dos compañeras de habitación.


- Hola soy Emma -salude algo nerviosa-
- Hola soy Sunny ¡Bienvenida! -parece que le agrade-

Saludé a mí otra compañera pero no me correspondió el saludo, solo me miró de arriba a abajo e hizo una mueca.


- No te preocupes hizo lo mismo conmigo, no parece ser sociable -susurra-

La chica se nos acerca a las dos enojada.


- Antes estaba sola en está habitación y ahora por ustedes ya no voy a tener tranquilidad. Vamos a poner reglas
1- No traer hombres a la habitación.
2- Por lo menos cuando estoy yo, no hagan ruido.
3- No me hablen.
Eso es todo -se va de la habitación-

- Wow, tiene carácter -dice riendo-
- Si. ¿en que clase estás? -pregunte curiosa-
- En clases de ballet.
- Encerio? Yo también.
- Que bueno vamos a estar juntas. Y de dónde vienes?
- De un campo que queda muy lejos de Seúl.
- Con razón llevas esa ropa, pero me agradas porque no eres altanera como las otras.
- Oh, si me he dado cuenta.

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