Barisol tenía una hija única.
Ella era tan preciosa y tan genial. Un carácter curioso y siempre con ansias de saber más y más, pero siempre se encontraba sola. El mundo no estaba preparado para respetar a una mujer con tales ideas. Su nombre no era otro que Levia.
Con apenas seis años entró a la universidad, estudiaba toda clase de temas respecto al comportamiento humano. La psicología y la subconsciencia la fascinaban enormemente. Sin embargo, lo que más le sorprendía era la naturaleza agresiva de las personas.
"¿Por qué habían guerras?" Se preguntaba siempre.
Y decidió iniciar una gran investigación que revolucionaría su mundo.
Un día, después de tanto pensar, descubrió algo. La maldad tenía un origen bastante complejo. Ni siquiera era de este mundo. Lo destruiría sin dudar, no podía permitir la muerte de más inocentes.
Pero no supo que se había corrompido.