Capítulo 1: Hijas del Llanto

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Para Aida María nada iba bien, a excepción de sus calificaciones en la facultad. Tenía becas donde le pagaban la facultad y su madre se ahorraba dinero. Habían pasado dos meses desde la muerte de Chris y Jacky poco a poco mejoraba aunque prefería quedarse en casa y no salir, a menos que fuera un proyecto de la facultad.

-Aida. –Llamo Anabel a su hija desde las escaleras-

-¿Mande? –se asoma-

-Baja, tenemos que hablar. –el tono con el que lo había dicho, dejaba mucho porque preocuparse-

Aida bajo y tomo asiento frente a ella, mirándola fijamente.

-Me gusta que trenzaras tu cabello. –Anabel se levanta para ponerse al lado de su hija y acariciar su cabello-

-¿Tan malo es, que me alagas? –refiriéndose al "asunto". Aida no podía mirar a su madre a los ojos, no podía-

-Sí. –Respondió- Y me duele decirlo. –baja la mirada y quita la mano de su cabello para ponerla en su pierna. Guarda silencio porque no sabe cómo decirlo- Mira, sabes que no gano mucho dinero en el trabajo. –La mira- Sí no fuera porque tú estás becada y por el dinero que manda Nil para Poncho...Yo sola no podría. Son muchos los gastos de la casa y yo sola no puedo. –Aida la mira-

-Si quieres puedo ayudarte. –Le propuso pero Anabel puso una mano en su mejilla con ternura-

-Aida, yo quiero que solo te enfoques en tus estudios, quiero que te superes. –Aida contuvo las lágrimas y se mostró fuerte-

-No quieras enfrentarlo todo tu sola.

-Poncho se irá a vivir con su papá. –soltó e impresiono a Aida- Nil y yo estuvimos hablando sobre lo que era mejor para él y ambos llegamos a la conclusión de que él estaría mejor con Nil. –muerde su labio- Poncho está de acuerdo con irse. –Anabel estaba al borde de las lagrimas, niega levemente con la cabeza mientras mira arriba-Es lo mejor para él porque haya estará en un colegió privado, en una casa grande y podrá retomar futbol. –Aida respira hondo y Anabel solloza- Sabes que ama el futbol. –dice con la voz aguda por el llanto- Y que siempre ha querido aprender a tocar la batería...yo no puedo darle tanto. –Aida no aguanta y rompe en llanto-

-Mamá...No quiero que se vaya. –sonríe- Sé que siempre nos peleamos, pero también lo quiero.

Jacky caminaba por los pasillos de la facultad con los audífonos puestos, solo estaba concentrada en llegar al estacionamiento donde la esperaba Jeremy (quien desde hace dos meses estaba siendo muy amable y servicial con ella). Jacky caminaba distraída sin mirar a los lados, solo tenía en mente que quería dormir por largas horas y que nadie la molestará, se había desvelado toda la noche haciendo tarea y terminando a las cuatro de la mañana para levantarse a las seis. Un auto freno de golpe frente a ella, asustándose y quitando uno de sus audífonos para escuchar el regaño del maestro.

-¡Fíjate niña! Recuerda que me debes tarea para el viernes y no quiero excusas de que te atropelle. –dijo cuando bajo de su auto-

-Lo siento. –se disculpo y camino hasta donde estaba Jeremy quien la miraba con desaprobación-

-No debes llevar audífonos mientras estas en un estacionamiento. –le dijo-

-Lo siento. –abre la puerta del auto y entra con toda la confianza del mundo. Cierra los ojos y recarga la cabeza en el asiento. Jeremy entra y enciende el auto-

-¿Cómo te has sentido? –Le pregunta como siempre-

-Cansada.-responde- Con ganas de que sean vacaciones para dormir todo el día.

Unbroken | BVB| MCR|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora