Eres Mía

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Mi mamá había llegado tardísimo. Anoche no pude dormir nada por el estúpido mensaje, sé que solo fue una broma pesada pero si su objetivo era asustarme...Pues lo había logrado. Apoye mis manos en la lavamanos y me miré en el pequeño espejo para ver mis ojos con notorias ojeras. Cómo dije, no dormí nada.

—Que se joda...—exclamé cansada junto con un bostezo. Me eché agua en la cara varias veces hasta que por fin pude hacer que se me quite un poco la falta de sueño. Aunque no del todo, cualquiera podría decir que soy un zombie si me hubiera visto bajar las escaleras.

Me dirigí hacía la cocina para prepararme mi desayuno. Me encontré una nota pegada a la puerta del refrigerador.

«Salí a resolver varios asuntos, volveré a la hora de comer»
-Mamá

Eso ya no era de esperarse, es lo mismo siempre. Abrí el refri y empecé a prepararme un baso de leche, apenas podía estar en pie, pues el sueño me estaba dominando. De repente suena mi móvil justo al lado mío sobresaltan dome. Estiré mi mano vagamente para ver de quién se trataba hasta que mis ojos se pusieron como platos.

«Desconocido»

Mi respiración se volvió entrecortada...¡¿Otra vez el hijo de...?!
Esto ya no era gracioso, primero eran mensajes y ahora son ¿¡llamadas!?

—T-tranquila Taylor...Puede de que sea alguien más—me dije a mi misma asustada. Llevé mi móvil temblorosa mente hacía mi oído y dije:

—¿H-hola?

Esperaba respuesta, pero nada se escuchaba a través de la llamada. Suspiré aliviada, Dios mío, tremendo susto que me he dado...

«Hola Taylor»

...

No...

«¿Cómo estás?»

...

No puedo creerlo...
Es él...Oh mierda...

—¿Q-quién eres?— pregunté tartamudeando.

«¿Ya no me recuerdas Tay?»

Su voz era ronca y muy masculina, podía escuchar su respiración.

—¿Qué quieres?—De repente mi voz se volvió fría y sería, pero aún así tenía ese temor presente.

«Parece que alguien se levantó de mal humor... No dormiste mucho ¿verdad, mi querida Taylor? Con razón estás así...»

Apreté los dientes tras lo que dijo.

—¡¿Qué diablos quieres de mi idiota?!—le grité casi cayendo en llanto.

«Oh...¿No lo sabes? No te preocupes Tay, te lo diré...»

El temor me estaba invadiendo, el baso de leche que sostenía estaba temblando descontrolada mente. Creo que él podía escuchar mi llanto...

«No llores Tay...»

De repente escuché un gran golpe venir del piso de arriba...

«Por favor...»

Y empece a escuchar rápidas pisadas...

«Ya sé que te hará sentir mejor...»

Los pasos cesaron....

«Ve a tu habitación....»

...

«Te dejé un regalo...»
...

Él...

—¡N-no quiero!—le dije asustada. Pues claro que no iba a ir, él estaba allá...

«¿Por qué?...¿Me tienes miedo?»

—¡Pues claro idiota!—le grité ya llorando. Ya estaba harta de todo esto.

«Tay...Yo nunca te haría daño»

Mis sollozos cada vez aumentaban. No dejaba de mirar al techo.

«Si no vienes tú...»
...
«Iré yo...»

Eso último lo dijo en tono amenazante. Mis ojos cada vez se abrían a la par, los pasos volvieron a resonar en el piso de arriba, pero esta vez eran pisadas lentas...

«Te estoy esperando Taylor»

Estaba en shock, no sabía qué hacer en estos momentos. Pero quería que esto terminará, ahora mismo. Empecé a subir las escaleras lentamente, cada pisada que daba los escalones rechinaban.

«Muy buena decisión Tay. Si hubiera ido yo, no me habría contenido...»

Con tan solo escucharlo me tense y se me erizó la piel. Después colgó la llamada. Ahora mis piernas estaban temblando, pues mi nerviosismo estaba a flor de pie. Estando arriba, pude presenciar un gran silencio en el pasillo. Mi cuarto, que estaba al final, tenía la puerta medía abierta. Eso me asusto, pues la había dejado cerrada. Mi quedé inmóvil en el pasillo, no dejaba de tragar en seco y sentía el sudor frío bajar por mi frente. Caminé lentamente por el extenso pasillo hasta quedar frente a frente a mi cuarto. Suspiré entrecortada mente mientras me hacía paso a mi habitación, el gran silencio hacía que me palideciera del temor. Pero no había nadie...

—Gracias a Dios...—dije aliviada. Pero algo me llamó la atención. En mi cama, se encontraba un gran ramo de rosas rojas junto con una carta y la ventana estaba abierta. Me acerqué a la cama y tomé la carta de aquel extraño sujeto.

«Unas rosas para una rosa. No tienes que tenerme miedo Taylor, no voy a hacerte daño amor. ¿No lo entiendes? Yo te amo, desde que te vi cautivaste mis ojos, tu hermosa cabellera, tus ojos azules, tu tremendo cuer...Mejor no sigo, no vaya ser de que te asusté ¿verdad Tay? Bueno, más de lo que estás. Aunque me quieras lejos, no podrás hacerlo, ya estoy atado a tu vida Taylor, no me voy a ir porque...

Tú eres mía.

P.D: Ni se te ocurra decírselo a alguien, podrías causar muchas cosas nena. Sé buena chica. »

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⏰ Última actualización: Jul 15, 2017 ⏰

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