¿o era esa manía que tenías de llenarme de inspiración cada sábado?
porque las guerras no paran, los aeropuertos no se estrellan y yo no puedo correr en carreteras de ensueños.
el licor en tus labios y el cigarrillo en tus manos. tu cuerpo pedía llorando que lo selle en museos de primera, pero, me gustaba recordar como pintabas mis sentimientos.
de todas formas en nuestras tumbas no florecerán las rosas que tanto te gustan, nuestra historia no la venden en bibliotecas ni en canciones con melodías funebres.