Empieza la aventura

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Es un día cualquiera, una mañana tranquila. Dicen que es una forma horrible de empezar una historia, pero está claro que eso no es para mí, yo sé mucha gramática y narrativa... Bueno, mejor vamos por partes, voy a poneros en situación.

Vivo en una casita en medio del Valle de los Elfos. Es una vida normal, o al menos todo lo normal que puede ser un lugar donde los árboles hablan, los fantasmas montan unas fiestas para quitarse el sombrero y la bebida más popular del Reino es el agua en polvo. Pero a eso ya os iréis acostumbrando.

Vivo en una casa humilde. Es pequeñita, tiene las comodidades justas y es muy acogedora. Una monada. El hogar me lo consiguió un buen amigo que tengo, un caballero que se dedica a la caza de dragones para convertirlos en hamburguesa. Lo hizo a través de un elfo del Valle, gran amigo suyo. Le pidió si me podía conseguir un lugar para vivir, y aquí me hallo.

Los elfos son buena gente. Son muy sofisticados, saben de todo y tienen un aspecto impecable. Su cutis es perfecto y siempre llevan el pelo superliso y planchado. Estar aquí es algo así como vivir en un anuncio de televisión. Vivir con ellos es muy cómodo, todas las noches se reúnen en la taberna elfa. Allí siempre hay algún elfo tocando la lira como música ambiental. Me acerco por allí de vez en cuando, cuando me apetece salir de casa, al finalizar la tarde. Solemos jugar a las cartas y beber infusiones de eucalipto mezclado con flores.

Hace varios meses que no veo a mi coleguilla, ya lo echo un poco de menos. Estar con él siempre es muy divertido. De todos modos, me llegó un mensaje suyo por buitre mensajero la semana pasada. Me decía que estuviese en casa durante esta temporada, que vendría a verme. Se le había ocurrido una idea que, según él, me iba a ser imposible decir que no.

Me pregunto qué será...

Sandwich De Dragon 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora