¿Que es el pecado? ¿Qué es lo malo? ¿Cual es el castigo por cada pecado que e cometido? me pregunto esto mientras visualizo a la bella ninfa acostada en el lecho marino, sabiendo que ya nunca podré estar con ella, que nunca volvería a rozar sus labios, jamás tocaría su piel otra vez, que precisamente ese es mi castigo por violar la ley de dios.
La bella ninfa sonríe, es una sonrisa melancólica pero se que me a visto, se que nuestros ojos volvieron a juntarse , eso nos hizo recordar aquellos momentos cuando juntas tomadas de la mano corríamos por los pastos verdes del castillo de su majestad, juntas a la luz de la luna a pesar de las prohibiciones amábamos estar juntas, desde el cantar de los pájaros y nos la pasábamos jugueteando en el lago, hasta la noche cuando ambas dormíamos arrulladas por las ramas de los árboles.
Recuerdo que yo había descendido a la tierra en esos momentos yo solo era un ángel haciendo su labor, ahí fue cuando la vi, con un vestido hecho de flores, flores que también adornaban sus rizos, oh qué injusto era el destino, yo sabía que el otro lado de mi hilo rojo estaba en su meñique, aun recuerdo la primera vez que la vi, lo suave de su pelo, lo terso de su piel, la profundidad de sus ojos que mostraban esa serenidad y picardía característica de ella, y ese cuerpo... ese cuerpo por el que sería capaz de perder el cielo.
¿Como un ser mortal podía ser tan hermoso? más tarde sin embargo me di cuenta que aquella celestial criatura era de hecho una ninfa, una de esas hijas del rey dragón y la reina de las hadas, al saber esto, mi corazón se rompió, y no por el hecho de conocer sus orígenes, sino por el hecho de que estar juntas era imposible, un ángel y una ninfa era una idea imposible.
Aun así no hicimos caso, nos enamoramos, nos amamos, cada dia que estabamos juntas, cuando nuestros labios se juntaban, durante la noche nuestros cuerpos se unían en una perfecta sincronía, no conocía felicidad más grande que la de estar a su lado.
Pero el destino nos iba a separar muy pronto, una noche ambas estábamos reposando en el tranquilo manto lunar, nuestros cuespos desnudos brillaban en la intensidad de la luna, fue ahí cuando nos descubrieron, ambos bandos se dieron cuenta de nuestra traición, el fruto prohibido había caído y nuestra penitencia se hallaba frente a nosotras.
_ Te amo _ fue la única frase que nuestros labios pudieron emitir.
Ese día perdí mis alas, un ángel caído condenado a vagar eternamente sin la mujer que ama, había sido privada de mis hermosas alas y ya no podría surcar el bello cielo nunca más, por otro lado mi ninfa fue sido sellada en un espejo, espejo que terminó siendo el reflejo submarino, ahora solo puedo verla a través del agua, sin oportunidad de tocarnos nunca mas, aun asi mi amor por ella no a desaparecido, hemos prometido estar juntas eternamente y aun guardo la esperanza de reencontrarnos en otra vida.
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