¡Celebra!

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Habían trabajado todo el día y ahora todos se dirigían a un bar no muy conocido a unas calles, los jefes que iban eran, Jeff, Alfonso, John y Erica junto algunos directores lo cuales ya estaban en el bar, disfrutando, el grupo de secretarias estaba llegando, Beth y Hunter fueron las que entraron primero, Juliana les siguió y Camila fue la última en pasar.

-No creo que tengas dos hijas...-Camila la miraba.-Tienes una muy buena figura.

-Siempre me ha gustado cuidarme, tú también tienes buena figura Camila. -ellas seguían conversando mientras tomaban, habían pasado casi dos horas cuando Alfonso la distinguió desde el fondo de su mesa, esa mujer era deseable, era demasiado hermosa, algo decidido se acercó y les saludos.

-Buenas noches, me alegra que vinieras.-prácticamente ignoro a Camila la cual río un poco y lo saludo, pero el siguió con Juliana.-¿La estás pasando bien?

-Recién llegamos, pero por el momento estoy pasándola genial, gracias Alfonso. -ella le tomo la mano y volvió a su bebida cuando su teléfono sonó, lo observo era su hermana.

-¿Ester? ¿Todo está bien?-Ester estaba alterada. -¡¿Que dices!? Iré para allá, no, no, estaba en un bar, voy para allá.-después de explicar y pedirle a Alfonso que la llevara al norte de la ciudad, su hermana bajo desde su departamento con un perro en manos, Alfonso no había negado llevarla pero no se imagino que se trataba de un animal, ella entró al auto saludando y le tendió el animal a Juliana.-Lulú, estarás bien..-ella le acarició la cabeza y pidió al chofer que la llevara a un veterinario, ella bajó y entró corriendo al lugar con Lulú en manos.

-Buenas.-el doctor la miro.-Hola Lulu.

-Está de parto doctor.-el asintió dejando sus cosas y se dirigieron a una sala, esperando estaba su hermana y Alfonso, pasaron dos horas antes de que Juliana saliera de la habitación sonriendo.

-¿Ya soy abuela?

-¡Ya somos abuelas!-ella rió abrazando a su hermana y miro a Alfonso, Ester los dejo para entrar a ver a Lulú.

-¿Todo bien?-el le sonrió.

-Gracias por habernos traído, Lulú es como nuestra hija, fue un regalo de mi abuelo, cuando supimos que estaba cargada esperamos los dos meses ansiosas para que llegara este día, disculpa sonare como una loca. -ella rió un poco y Alfonso le sonrió tendiéndole un abrigo.

-Puedo llevarte a tu casa si quieres.-Juliana lo miro, ella no quería ir a casa, miro su reloj, con trabajo eran las once de la noche, su hermano estaba con sus hija y hace mucho tiempo que no salía de noche.

-Oh ella no irá a casa.-la voz de su hermana irrumpió la sala y se le acercó tomándola por los hombros.-Tu señorita, saldrás esta noche a divertirte, yo me encargaré de todo aquí y sabes que Daniel está con tus niñas, ahora sal de aquí.

-No tengo animo de regresar al bar, creo que tome suficiente.-miro a Alfonso.-Creo que iré por comida china.

-Entonces te acompaño.-ellos salieron del lugar siguiendo las instrucciones de Juliana por donde ir para llegar a el restaurarte, cuando llegaron Juliana bajo del auto y entro para comprar la comida china, salió en cuento le sirvieron y regresó al auto, dirigió a Alfonso por la ciudad hasta llegar a una barranca desde donde se veía el lado medio-bajo de la ciudad.

Comenzaron a comer en silencio, observando las viviendas, cuando por fin cruzaron palabra ambos sonreían.

-Te vez muy guapa hoy Juliana.-ella no pudo evitar soltar una leve risa y lo miro sonriendo, hacía mucho no se sentía tan cómoda con un hombre a su lado.

-Gracias Alfonso, tú también te vez muy bien.

-¿Que ocurrió con tu matrimonio?-ella lo miró dejando su platillo, sentía que podía confiar en él así que le contó la historia de su desilusión de matrimonio.

La Secretaria Donde viven las historias. Descúbrelo ahora