La humanidad ya casi no existe, han estado destruyéndose año tras año, minuto a minuto de su vida aquí en la tierra que en cualquier momento acabara.
Ella, una pequeña niña comparada con el tan inmenso mundo repleto de máquinas que la rodea. Toda su vida, desde que nació hasta ahora siempre rodeada de tecnología que no le permite a ella y al resto de las personas en el mundo "independizarse". Ha llegado el momento en el que las maquinas creadas por el hombre son más que ellos mismos.
Los colores de las calles y paisajes fueron reducidos a solo un gris metálico sin vida, el cielo ya no azul y la noche ya no es noche, fue reemplazada por un brillo interminable de luces que se encuentran en donde caiga la mirada.
Ella al salir de casa, observa como ya no queda nada de lo que era el mundo antes, lo vio en algunas fotografías que se cuelan en internet, y era realmente hermoso. Lleno de colores, con plantas y árboles, ahora son muy pocas las personas que pueden permitirse comprar alguna decoración natural, algunas personas ni siquiera han visto uno real, la mayoría de los arboles y plantas son hologramas programados para que la vida en este lugar llamado planeta tierra no sea tan mediocre. Ya casi no quedan animales la mayoría está en zoológicos, el único lugar "adecuado" en donde pueden vivir.-están más seguros aquí que allá afuera, si vivieran fuera ya no existiría ninguno de ellos- piensa la chica.
Recorre con la vista su entorno y lo único que encuentra es metal; casas, rejas, todo, excepto las ventanas que aun son de vidrio es lo único que no ha cambiado. El una de las murallas algunos chicos que no están de acuerdo con todos los cambios ocurrido, han pintado un océano; ella recuerda la única vez que fue allí y no es en nada comparado a la pintura, esta tiene colores verdes, azules y blancos, el océano ahora es de un color turbio lleno de basura, sobretodo de cosas plásticas como bollas y bolsas, también casi no quedan peces. Ahora solo es un mundo donde lidera la tecnología y la destrucción.La chica sigue su camino por aquella calle de un extraño color metalizado, a su alrededor no hay vida. Sigue caminando y llega a un parque en el que su dueño también es la tecnología, se sienta en un banco de metal y su mente se transporta al que sería un mundo perfecto sin engranajes.