Hoja en blanco

Querer volar sobre arenas movedizas

Aquél día que me contaste historias que ahora sé que son reales pero que las adornabas para protegerme. Aunque sabia que estando contigo nada malo podría pasarme pero aun así me protegías por instinto básico. Al fin y al cabo a parte de Ángel eras Madre: creadora de Almas.

Ahora me vino a la cabeza aquella tarde en la cual me contabas las mentiras que habían que detrás de ciertas personas. Las transformaciones que sufrían al acercarse la noche (Que eran como los débiles espíritus que te conté antes) y el dolor que les generaba no poder controlarlas y que al otro día les era incapaz de sostenerse en pie.

Y que todo ello era por querer demasiado algo y querer conseguirlo de la manera más estúpida posible... Que a lo largo del día era cuando podían aguantar un poco el tamaño de sus cuerpos vacíos y que a veces, ni-siquiera eso; ya que sus cuerpos eran atacados por la fobia que desprendían los que en su momento eran como ellos...

Que no podían tomar represalias ya que para los humanos solo eran simple animales, o sombras extrañas, que merodeaban sus territorios y seres queridos más débiles. Y por lo tanto, ellos ( como discípulos del Rey) no podían mostrar quienes eran porque así les dictaminaba el contrato que firmaron. Bien sabían que si desobedecían volverían a su realidad pero a cambio serian perseguidos hasta el momento de su muerte.

Muerte de ese cuerpo en concreto ya que cada vez que ya esa anatomía no podría seguir en pie a causa de la vejez su "YO" sería trasladado a otro organismo y así la tortura sería eterna.

Me decías que la felicidad que mostraban sus rostros, al principio (que todo lo que querían llegaba a ellos por arte de magia), era indescriptible. Que ver sonreír a un bebé con su juguete era lo único que se podía acercar al egoísmo del ser humano (aunque eran bestias en la noche, en el día eran compañeros, amigos, padres, madres...

Le llamaban suerte sin saber que la "SUERTE" mas bien eran las siglas de "Siempre Utilizarás, En vano ,Regalos por Tratos Exonerados".

y que para que yo lo entendiera me decías que su traducción se veía detrás de las sonrisas mostradas. Que básicamente ninguna oración podría salvar el destino que se obtendrá una vez se haya firmado, por puño y letra las condiciones, sobre le Papiro.

Se desesperaban más de lo normal, incluso cuando ya nada les faltaba y había conseguido lo que deseaban y no necesitaban.

Me decías "Sé que no serás como ellos porque no necesitarás nada" pero también debes recordar que nunca llames a quién miedo tienen de abrirle la puerta a no ser que aparezca por si solo y quiera de tu agua. Nunca la niegues; dale agua a quien te la pida ya que así su sed te pertenecerá".

Qué irónica es la vida, ¿NO?