Hurts like hell

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Habían pasado tres años desde que Aisha lo perdió todo. Se sentía cada día más devastada, se había desviado del camino, su vida ya no tenía sentido.

Nadie lo entendía, él era un patán, arruinaba su vida, la había llevado por el sendero de la desgracia, no comprendían como su muerte había influido tanto en ella. No aceptaban, o no querían aceptar el amor que Aisha sentía.

Todos terminaron abandonándola tarde o temprano, pues ella se cerró hacia el mundo, no quiso aceptar la pérdida de su amado y cayó en un pozo sin fondo del que nadie pudo sacarla. La oscuridad le ganó.

Los recuerdos la atormentaban día a día, desde el fatídico día en que se conocieron hasta la última vez que cruzaron sus miradas cuando los ojos de Jean perdieron todo rastro de vida. Ella lo amaba como jamás lo había hecho en su corta vida, y perderlo la había devastado.

El saber que muchas personas celebraron su muerte la llenaba de impotencia, porque sabía que tenían todo el derecho, por su culpa muchas vidas se perdieron, de hecho ella se encontró al borde de la muerte en más ocasiones de las que puede recordar. Incluyendo la fecha en la que sus vidas se encontraron por primera vez.

Se acordaba de ello con total claridad, esos tiempos en los que era una joven llena de vida, esperanzas, alegría, era ese tipo de persona que con solo mirarla te trasmitía una energía que te motivaba a hacer cualquier cosa, por más imposible que fuese. Era muy feliz, tenía amigos, una familia unida que la apoyaba en todo, poseía un futuro prometedor, si tan solo no lo hubiera conocido.

Aisha siempre salía con sus amigas, las fiestas eran algo común en su agenda pero ese sábado a la noche lo cambió todo. Entre tragos, música y baile se separó de sus amigas terminando en un sector de ese lugar que no conocía, sin preocuparse empezó a buscar a sus compañeras, pero en lugar de ello encontró lo que sería su bendición y perdición a la vez, lo encontró a él. Ella estaba pasada de copas y sin importarle su apariencia le habló, primer gran error, Jean no le prestaba mucha atención pero a ella no le afectó, él se mostraba impaciente y nervioso, esa noche tenía un importante trabajo que completar. Fue entonces que su celular sonó y sin siquiera despedirse de la chica se dirigió a las afueras del lugar para cumplir su obligación, pero él no notó que alguien lo seguía, segundo gran error.

Jean realizó su labor y Aisha lo vio todo.

Así comenzó, ella intentó cambiarlo incontables veces, sin embargo jamás lo logro. Él la hiso sufrir, la introdujo en su mundo, la lleno de problemas, la alejó de la gente que la quería, la lastimó, la usó, y aun así ella no se separó de su lado.

Él también la amaba, pero era un caso perdido, no sabía cómo tratar a una persona, nunca supo valorarla, siempre impuso su trabajo por delante de ella. Jean no había nacido para amar y lo sabía.

Y ambos sabían que era imposible ser felices juntos, pero lo seguían intentando mientras se hundían cada vez más el uno al otro.

Entre los recuerdos de Aisha el que más la agobia es el de la noche en que lo perdió. Aunque sabían que una vida normal juntos era imposible mientras el siguiera huyendo de la ley no se esperaban ese final. Un día como cualquiera, un trabajo más, una persona menos, o eso esperaban. Ella lo acompañaba en ocasiones por miedo a que el nunca regresara pero no fue suficiente. Un espía de la policía dentro del grupo de Jean los traicionó, la misión nunca existió, los guiaron a una trampa en la cual cayeron sin dudarlo un segundo. En cuanto ella notó que algo no cuadraba grito su nombre, pero era demasiado tarde, una bala ya había logrado atravesar el corazón de su amado arrancándolo de su vida para siempre.

Ella lo amo, lo amo más que a su vida pero lo perdió, y le duele como el infierno.

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⏰ Última actualización: Apr 01, 2017 ⏰

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