En tempestad y calma.

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  Solía caminar por la ciudad los sabados por la mañana, era agradable ver como los pajaros cantaban, como la gente abria apenas sus establecimientos, el olor de las cafeteras, el poco ruido en una ciudad pequeña.
Mi rutina era la misma de siempre desde hace dos años 3 meses y 1 semana, comprar un pan de dulce, y un cafe para llevar en un puestecillo que si bien no era tan dislumbrante, sus sabores eran lo suficientemente buenos para satisfacerme.
Para un hombre con orden y disciplina como yo, era magnifico que las cosas se repitieran al pie de la letra y justo en el orden que se debe.
Seguí mi camino hacia el parque como de costumbre, y repentinamente, me encontré con una joven en mi banca.
¿Que rayos sucedía? ¿como podria despues de tantos años alguien sentarse en esa mal... en esa maltratada banca!?
Nadie le gustaba más que a mi, por su ángulo de inclinación hacia adelante perfecto para ajustar mis pies al suelo, una lateral dañada que hacia un puesto perfecto para mi cafe, y un despintado color rústico. Nadie desearía esa banca más que yo!
Pero ahí estaba ella, asi que me acerque.
-Disculpe señorita.
-si?
-Temo informarle que está tomando mi espacio de la banca.
-oh...
-Y como verá, mi cuerpo es perfecto para tal tamaño de banca y usted veo que no le queda muy bien, asi que le recomiendo que tome aquella banca que está justo al lado de está, donde la sombra del arbol también cubre y la cual acaban de traer la semana pasada.
-y por que no la toma usted?
-Por que no me pertenece.
-Y esta tampoco.
-..., verá, llevo demasiado tiempo usando esta banca, años, y es mi rutina usarla cada sabado.
-Bueno hoy puede usar aquella de allá
-No lo creo.
-Pues no planeo moverme.
-Pero por qué no!?
-Me gusta esta banca también, y si tanto le gusta puede sentarse a mi lado.
-Claro que no! Ese es mi lugar!
-Ya le dije que no lo es!
Era terca, y por su atuendo y su despeinado pelo suelto ,nada ordenada, 2 años menor que yo tal vez, de tes blanca, ojos pequeños y fisuras en sus mejillas , y con un vestido de esos que llevaría una dama, pero ella para mi no era una dama, era una bestia.
-Señorita, le repito por última vez, apartese de mi lugar, por favor
-No.
-...
Resignado y humillado, me habría retirado ,pero no podía dejar que la mañana más agradable de mi semana se arruinara de tan fácil manera.
Tome lugar a su lado, y me digne a ingerir mis alimentos en tal lugar.
Era insoportable, solo tener a una mujer así a tu lado te causaba revuelos.
Lo peor? no fue solo una vez, a partir de ese dia, cada sabado fue igual, una discusión por el lugar, sin importar que llegara más temprano, ella estaba ahi, simplemente sentada, a veces se dedicaba a ver el cielo, y a veces llevaba un libro, pero no habia libro alguno que le quitara lo maleducada que estaba.
Hasta que un sabado...
-Buen dia
-Que?
-buenos dias
-Eh, buenos... dias(?)
Y sin más que decir, guardabamos silencio y cada quien a su tarea por los siguientes 20 minutos.
Asi fue por dos sabados, hasta que de nuevo...
-Buenos dias
-Buen dia
-Que tal está su mañana?
-Mande?
-preguntara que dije cada vez que prolongue más la conversación?
-Ah, pues muy agradable... gracias por preguntar...
-Me alegro
Y no mencionamos más.
Ese dia justo cuando ella se iba ir me nacio un impulso algo repentino, comence a pensar una pregunta pero fue demasiado rápido que no lo pense y
-Tu nombre!
-Que tiene mi nombre?
-Cual es?
-Me llamo Dominique
-Nathan
-Un gusto Nathan
Y por unos segundos hubo silencio
-Bueno, me tengo que ir, un gusto saber quien eres Nathan
Y de repente ya no me parecía una mujer tan horrible...
Y las semanas pasaron y comenzamos a hablar.
Era un desorden eso era seguro, pero su desorden traia con ella más belleza de lo que esperé.
Un dia me llevo un cuadro pintado por ella, que si bien no era Picasso se podía apreciar de buena manera lo que trataba de pintar pero jamas descifre que significaba, y a veces me pasaba uno de sus audífonos que al parecer nunca supe que los tuvo todos los sabados por su largo pelo. Eso le da más sentido a como hacia para evitar notarme a su lado siquiera.
Comencé a contar los dias que hablaba con ella, y con más ansias aún, los dias que faltaban para volverla a ver.
Durante las noches, no eran tormentas, pero como resonaba en mi cabeza y hacia un revoloteo de pensamientos.
No eran estrellas pero sus ojos yacían en mis sueños y me perdía en un momento en su universo.
Y seguro no era un reloj , pero mi corazón ya no latia igual al pensar en ella.
Siguieron pasando lo días, conocí sus penas y sus llantos de a momentos, la conocí en sus momentos más felices, y en sus momentos de tomate , me gustaba decirle asi por que al enojarse su cara enrojecia, eso y cuando yo me acercaba hacia ella un poco más de lo normal por accidente.
Conocí sus pequeños pies con sus pequeños zapatos negros de costumbre, sus vestidos que podrían ser una cortina de mi casa, pero en ella se miraban como si modelara para esas compañias que modelan ropa que no les doy interés pero se que ahi suponía lo más bello.
Comenzamos a salir además del tiempo de los sábados.
Conocí sus miradas y sus movimientos.
Conocí tanto de ella que para mi ya no era la mujer con la que un dia discuti, era alguien más.
Lamentablemente... me fui...
El trabajo solicitó que estuviese fuera de la ciudad por tiempo indefinido.
Yo le di todo, mis lagrimas, mi sudor y hasta más aún que un corazón, mi puño y letra en una carta.
No podía soportar la idea de marcharme así , pero cuando el sabado llegó...
-Nate!Hola!
Ella se veia muy diferente de la primera vez que la vi, tan alegre y llena de vida, y yo sentía algo por ella, aunque ella no lo supiese...
-Hola Dominique...
-Por que esa cara tan larga?
-Me... me voy
-A donde ? Para quién es esa carta?
-es para ti...
-y que dice?
No aguante las lagrimas, y comencé a llorar.
Lo único que hice fue tomarla por loa brazo y besarla, como si no existiera nada más que ella, como si mi vida dependiera dw solo besarla, y por un momento olo dependio de ello.
La solte y lo más rápido que pudesolte la carte y me fui corriendo...
Me marche... los días pasaron, y solo pensaba en ella, en que pensaba ella, en el tiempo que conte con ella y como un dia ese contador paró.
Paso el tiempo lenta y dolorosamente...
Jamás la olvide... me arrepentí de haberme ido, pero si volvía ella seguiría ahi? yo no lo se,pero tampoco lo creo.
Años después, volví a la ciudad,habian cambiado muchas cosas, me aloje de nuevo en mi antigua casa en el primer dia .
Llego el sabado y retome mi antigua rutina por la ciudad, cafe, pan, pero... aquella banca ya no estaba... asi que me senté en la de un lado, y esperé... y seguí esperando... y no llegó... y de repente gotas de agua comenzaron a caer sobre mi pan pero no estaba lloviendo...
-Debería seguir... debería...
-Te fuiste por años para volver a hablando solo? y por cierto,ese es mi lugar
Esa voz...!
-Y sobre la carta... Yo también estoy enamorada de ti...  

Pequeñas cartas de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora