U N O

9 2 0
                                    

Ese día iba caminando por la calle principal de un pequeño pueblo de Londres, venía de clases particulares, ya que iba muy mal en los estudios y mi madre me había obligado a ir.
Recuerdo perfectamente ese día, iba caminando porque mi madre me había quitado las llaves del coche, estaba muy decepcionada conmigo, y eso que no sabía en todo lo que me estaba metiendo...

Ya a mis dieciocho años, casi diecinueve, estaba enganchado a las drogas, a las peleas y carreras ilegales, solo iba al instituto para alardear y meterme en problemas, y mejor no hablar de cómo trataba a las mujeres.

Yo creía que mi vida era una mierda, simple y únicamente porque mi padre nos dejó abandonados a mi y a mi madre cuando tenía tan solo tres años. Y a pesar de que mi madre encontrara un hombre que la hacía feliz y había rehecho su vida, yo seguía estancado en el pasado.

Entonces paré en el parque que quedaba de camino a mi casa a fumar algo y encontré ese diario que me cambió por completo. Me había sentado en una banca y lo había visto desde lejos en uno de los columpios, recuerdo que me acerqué, lo cogí y me volví a sentar.

Sentí mucha curiosidad y lo empecé a leer página por página...

Día 1:

Querido trozo de papel llamado diario, he decidido escribirte para que algún día alguien lea esto y sepa por lo que estoy pasando, aunque para ese entonces ya sea tarde.

No creo aguantar mucho más viviendo así, hoy mis padres adoptivos se han juntado para golpearme entre los dos y que me llevará mi merecido por haber comprado la marca de embutidos equivocada, que estúpido, ¿Verdad?

Me quedé inconsciente durante más de tres horas, tirada en el suelo de la cocina. Como pude me levanté y fui hasta el hospital, así por que si, sin pensar en las consecuencias para cuando volviera.

Cuando me preguntaron que me había pasado, simplemente dije que me había caído por las escaleras, y aunque la enfermera no se veía muy convencida, me creyó.

Cuando llegué a casa, me castigaron sin comer una semana, no sé de dónde sacaré el alimento para comer, ni la bebida para beber.

Tuve el pensamiento de llamar a mis padres biológicos, pero luego recordé que simplemente me odian y que no me quieren ver ni en pintura.

No se como pasaré esta semana. No tendré comida, no tendré bebida, pero por el momento tendré tres costillas rotas y un esguince en la muñeca.

Querido lector, no me tengas lástima, solo pongo esto, para que si cae la casualidad de que eres policía, averigües quién soy y encarceles a estos horribles seres.

Atentamente, una chica anónima.

Cuando leí el primer día, de los muchos en que estaba dividido el diario, pensé que era una broma de alguien que simplemente quería llamar la atención, pero como era, y sigo siendo una de las personas más curiosas de este planeta, puse el diario en mi mochila, y seguí mi camino a casa.

Realmente tenía ganas de llegar, sentarme y leer todo el diario para ver como acababa.

Mientras iba caminando por la calle me encontré a Dyland, un amigo del instituto.

–Hey hermano– dijo mientras se acercaba a mi y hacíamos un pequeño saludo de manos que hacíamos entre colegas.

–Hey cabrón– dije en forma de saludo– ya conseguiste la mercancía que te pedí.

–Que va tío, te decantas por lo más difícil de conseguir– dijo haciendo algún gesto con las manos.

–Pues nada tío, nos vemos que tengo prisa, llámame cuando la tengas– dije y seguí mi camino.

Cuando llegué a mi casa, mi madre no paró de hacerme preguntas sobre cómo me había ido y cosas por el estilo. Cuando me iba a dormir decidí leer el día dos.

Día dos:

Querido diario:
Hoy me he levantado al rededor de las seis de la mañana y me he escapado para ir al instituto, el famoso instituto de bachiller Greenwood. Si pensabas, mi querido lector, que iba a decir que me había escapado de casa, te equivocabas, no soy tonta, me trataran mal en casa, pero mejor eso antes que la calle.

Desde que entré por la puerta hasta que salí, las burlas no cesaban, entre que en casa me pegan y me tratan mal psicológicamente y en el instituto es igual, cada día voy a peor.

Pero me he prometido no dejar de estudiar, ya tengo diecisiete años y estoy en el último curso de bachiller, no puedo dejarlo ahora y volverme una inculta.

Mi querido diario, mi querido lector, les digo desde el fondo de mi corazón, que si salgo de esta, quiero ser alguien, y cueste lo que cueste prometo conseguirlo.

Y así acababa el segundo día.
Estaba petrificado. Yo estudio en ese instituto.

Pase las hojas del diario hasta que encontré una fecha, en la que se había escrito el último día del diario. Hice unos cálculos, y según mis matemáticas, la chica todavía estaba estudiando en Greenwood, y si añadimos que está en segundo de bachillerato, el último curso, dónde me encuentro yo, eso significa que la chica anónima está o en mi clase o en la de al lado, tengo que descubrir quién es...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 02, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

~El diario de la chica anónima~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora