La sombra de Isabelle.

Recuerdos

Fui una hermosa joven una vez, llena de amor y vida. Mi piel blanca como el lirio era suave y cálida, y mi mano sostenida por mi prometido, Len. Len era un buen hombre. Planeabamos casarnos jóvenes, en la primavera, cuando el aire estaba impregnado con la esencia de los árboles floreciendo y la tierra húmeda con el rocío. Recuerdo cómo sonrió cuando me pidio matrimonio, como si me hubiera visto por primera vez. Sus ojos eran suaves y azules, arrugándose a los costados mientras me decía que me amaba. ¿Cómo podría haber sabido que este hombre se convertiría en mi maldición? Este hombre gentil, amable, cuyo amor me dio tanta vida que llegue a pensar que viviría para siempre.

La primavera se acercaba cada vez mas y los preparativos de la boda impedian que nos vieramos bastante seguido. Recuerdo pasar el dia entero ensayando cada paso, cada moviemiento, y cada gesto que haria durante la ceremonia mientras mi hermana menor me ayudabaa elegir los detalles de la celebracion, y como varios días observe a mi madre cosiendo a mano pequeñas flores en los delicados bordes de mi vestido de novia con nuestro pequeño cachorro terrier en su regazo, cantando canciones suavemente sin querer durante horas y horas.

Y entonces, una noche, todo cambio.

Mi padre habia organizado una gran cena postuma a la boda en casa de mi abuela paterna para introducir a Len con la parte de nuestra familia que aun no lo conocia bien, El y mi madre partieron temprano ese dia para arreglar todo mientras que yo habia decidido llegar poco antes de las 10 de la noche acompañada de mi hermana, seria la ultima vez que mi pequeña Michaella y yo estariamos a solas y queria aprovecharlo al maximo pues habiamos estado bastante separadas desde hacia unos años cuando mis padres la habian mandado a estudiar al extranjero y yo habia comenzado a salir con Len, subimos teniendo cuidado de no rasgar nuestros vestidos con la puerta del coche.

Recuerdo perfectamente su cara de preocupacion mientras me preguntaba "Isabelle...estas segura de que es el indicado?" yo asenti sin dudarlo mientras acariciaba su mejilla con suavidad "Es el indicado" mi hermana sonrio un poco, pero no fue una de esas sonrisas que las personas dan cuando se sienten felices o alegres hay sonrisas que lo unico que pueden expresar es una tristeza infinita o infelicidad justo como la de mi hermana en ese momento ...

Despues de eso no recuerdo nada solo haber visto un rayo de luz fugaz y sentir dolor, un dolor inmenso, como si hubiera sido rasgada desde adentro , supongo que quede inconsiente unos minutos tal vez horas, cuando desperte estaba en el suelo de la carretera rodeada de vidrios y pedazos de metal , cubierta completamente de sangre y con la mitad del cuerpo aun atrapado en el auto , busque desesperadamente a mi hermana con la mirada , pero no la encontre asi que entonces grité, grité con todas mis fuerzas por ayuda hasta que vi a un par de hombres acercandose apresuradamente hacia mi uno levanto el pedazo de metal que apresaba a mis piernas y me cargo hasta el otro lado de la calle donde su esposa trato de parar el sangrado con algunas telas. El otro corrio hacia el coche donde viajaba para saber si habia mas personas, fue entonces cuando lo vi...aquel corvette antiguo que mi padre me habia regalado en mi cumpleaños numero 16 hecho pedazos en el frio asfalto mojado por la lluvia , llore con las pocas fuerzas que me quedaban rogandole a aquellas personas que por favor me ayudaran a buscar a mi hermana , vi las luces de la ambulancia aproximarme y entre tantas lagrimas volvi a quedar inconciente.

Recuerdo escuchar la voz de Len entre sueños, su voz mientras se estrellaba contra la puerta de la ambulancia.

Cuando desperte de nuevo me encontre con un comportamiento salvaje de miedo y ansias que nunca habia conocido de el, tomó mi brazo y entonces me llevaron gimiendo por aquellas puertas de metal hacia el quirofano "Estoy contigo Ia..." lo escuche decir una y otra vez mientras besaba mi mano

Sonreí a través de las colas de rata de mi pelo mojado por la sangre y trate de calmarlo: "No temas por mí, Len. Estaré a salvo aquí". Mi voz, aunque rasgada por el dolor, sonó sorpresivamente calmada. Me miró de vuelta desesperadamente conteniendo las lagrimas, y la puerta fue cerrada frente a él.