Sick - Style

~05~

Dolía, dolía mucho. Se sentía como si una constante presión atacara el pecho de Stan, como si quisiera oprimirlo hasta que perdiera el aliento. Aunque, realmente, no faltaba mucho para ello.

Stan había salido corriendo con todas sus fuerzas, y apenas se tomó un momento para recuperar el aliento sintió que se desmayaba de lo fuerte que latía su pecho. Como si su propio corazón supiera lo mucho que sufría con tenerlo ahí dentro e intentara escapársele del pecho. Como si su propio corazón tuviera la compasión que no podía darse a sí mismo. Se recargó en una pared con la mano en el pecho esperando hasta que su respiración se regulara, mirando a su alrededor. Los pasillos estaban vacíos, así que aún no terminaba la tercera clase antes del almuerzo. Si algún profesor lo veía se metería en más problemas todavía, así que tenía que andarse con cuidado. No estaba ocultando los moretones por nada.

Se llevó una mano al rostro y acomodó el mechón de cabello sobre su ojo, asegurándose de cubrirlo de manera que pudiera ver. Soltó un profundo suspiro y caminó hacia la parte Este de la escuela, allí donde se reunían los góticos a drogarse y fumar en una de las salidas de emergencia. Necesitaba un cigarrillo.

Olió el tabaco incluso desde tres aulas de distancia, pero sólo los vio cuando atravesó la puerta metálica y bajó la mirada a los escalones, en donde estaban sentados con un cuaderno en las piernas, una pipa de cristal en una mano y un encendedor en la otra. La única chica del grupo volteó a verlo con el ceño fruncido antes de bufar.

-El marica está aquí de nuevo.

El chico con el mechón rojo en su cabello alzó la mirada de su cuaderno lleno de garabatos hechos con tinta negra y miró a Stan con una sonrisa de lado.

-Hola, Stan ¿Qué te trae de nuevo por éstos rumbos?

La chica rodó los ojos.-Deja de hablar como idiota antes de que te haga mierda, Pete.

El mencionado sonrió sin dejar de mirar a Marsh, como si le hubiera hecho gracia el comentario de su amiga. -¿Y bien?

Stan suspiró. -Lo de siempre.

-Por supuesto que va a ser lo de siempre.-gruñó la chica sacando un cigarrillo de su bra para luego ponerlo en su boca y encenderlo. –Él es más adicto a los culos de lo que tú eres a los cigarrillos, Pete.

Stan hizo una mueca.- Gracias por tu apoyo, Henrietta.

La chica asintió.- Estamos aquí para ayudar.

Pete sonrió de lado y le hizo una seña con la cabeza a Stan para que se sentara a su lado. Stan caminó sobre el primer escalón hasta Pete y luego bajó uno para sentarse al lado, justo detrás de Henrietta. El del mechón rojo le extendió un cigarrillo, Stan lo tomó y lo puso entre sus labios y luego aceptó el encendedor que le ofrecía la Henrietta para encenderlo. Inhaló el humo con lentitud, reteniéndolo en sus pulmones antes de exhalarlo. Pete lo miró de reojo, prendiendo una llama con su encendedor enrollado con cinta de aislar negra y pasándola debajo de la pipa de cristal. Stan lo miraba mientras el gótico inhalaba el humo blanco por la boca rápidamente antes de que éste desapareciera, o él se quemara la boca. Apartó la mirada y sonrió con ironía.

-Supongo que sabías que vendría.- dijo dando una calada a su cigarrillo.

-La aparición de Stotch en los corredores siempre es una mala señal. Al menos para ti, porque para mí significa que puedo conseguir un poco de esto.-Sonrió pasando de nuevo la llama del encendedor por debajo de la pipa. Lo miró, de pronto abriendo un poco más los ojos.-Espera. ¿Ya te lo encontraste?

Stan apartó la mirada, lo cual significaba que ya lo había hecho, ya se había encontrado con Kyle ése día, después de dos semanas sin saber nada de él en lo absoluto. Y no sólo se lo había encontrado, lo había escuchado follar en los baños con alguien que no era él.