Podría reunir cada lagrima caída por cada palabra dirigida con un severo tono de indiferencia, indiferencia que me mata, que me hiere y que aunque quisiera no me hace más fuerte, no son las palabras si no que es el simple echo del que remitente seas tú, de aquella persona que velaba día y noche por mi sueño y que ahora parece no importarle como me encuentro ahora. Tengo escondido en un baúl todas las cartas donde te confesaba mi amor y tú con una sonrisa las leías y llorabas de alegría esas mismas te podría enviar ahora mismo pero sé que no serán bien recibidas y mucho menos leídas, tengo ahorradas unas cuantas lagrimas que he convertido en sonrisas para que no te preocupes si al menos eso sientes al verme llorar, aún tengo muchos abrazos que planeo darte cada día y decirte con los ojos llenos de verdad lo mucho que te amo y te amare pero recuerda que el amor sincero no siempre es eterno así como el tuyo que era auténtico y murió como el tiempo, aún así un pedazo de mi, una esperanza que va creciendo en lo más profundo de las posibilidades que todo vuelva a ser como antes, que ese recuerdo es el motivo de mi llantos y mis rezos.