El sueño de Nina...

Faltan minutos. Tan sólo cinco escasos minutos para que la audición comience.

Nina se encontraba en una esquina, junto a la barra, terminando su calentamiento. Estaba nerviosa y asustada... Y eso era notorio, ya que sus piernas no paraban de temblar. Su respiración se entrecortaba y su corazón se aceleraba cada vez más y más. Ella tan sólo tenía 19 años y había dejado a toda su familia en Buenos Aires. El cumplir sus 18 años, decidió viajar a Estados Unidos para así anotarse en una de las más prestigiosas escuelas de Ballet del país. Desde pequeña supe que dedicaría su vida a cumplir su más grande sueño: ser la mejor bailarina de ballet que el mundo hubiera visto. Habían pasando miles de cosas, tanto buenas como malas, pero al fin y al cabo todo lo que había sucedido brindaría maravillosos frutos. 

La directora de la academia se hizo presente en el salón y con ella un gran silencio se manifestó. Los profesores dieron inicio a la audición marcando el primer plié. Nina el escuchar aquella música que tanto reconocía y amaba, cerró sus enormes ojos marrones; tomó una gran bocanada de aire y dejó que la melodía proveniente del piano, ubicado en el fondo del gigantesco salón, llenara cada parte de su cuerpo, tomando posesión de él y permitiendo, así, que la música lo guiara. Al terminar la clase, nadie en este mundo sería capaz de explicar la felicidad que irradiaba la joven. Porque Nina era consciente de que dentro de aquella enorme sala había dado todo de ella. Dejando su vida en cada paso. En el instante en el cual su respiración logró normalizarse, tomó su celular; marcó el número de su madre y esperó paciente a que levantara el teléfono para poder darle a su familia la mejor noticia del mundo...

Nina sabía que a partir de ese momento su vida cambiaría, sin importar la decisión de los directivos... Ya que, después de todo, ella lucharía por alcanzar sus sueños. Logrando pasar cada obstáculo y dificultad que se le presentara. Porque, a pesar de todo, una vida sin retos es una vida sin metas.