-No tiene fuerza de voluntad para nada.- se quejó, justo antes de salir.- ni para estudiar, ni para adelgazar, ni para alejarse de la comida, ni para dejar de sentirse deprimida.
-Una persona no está enferma por falta de voluntad.- contestó el médico, y en los últimos 4 años esas fueron las únicas palabras que realmente me animaban.- Una persona no es alcohólica por falta de voluntad, ni se deprime por falta de voluntad. Cuando alguien está tan deprimida como lo está tu hija hace falta precisamente mucha falta de voluntad para continuar vivo.