Zuly

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Vanessa Leyva

El amor es un sentimiento hermoso que te libera de tu alrededor pero cuando uno de ellos no es de la misma clase social o económica puede ser algo difícil.

Zulema miraba impaciente su ventana, esperando a que su padre viniera. Movía sus manos nerviosamente y cuando vio la carroza real, gritó y corrió hacía la punta principal, recibiendo varios regaños del consejero real, Su padre, el rey, la recibió con los brazos abiertos y con una sonrisa, abrazó a su hija y Zulema lloraba de alegría. Fueron a cenar todos juntos, el rey, la reina y la princesa Zulema. El rey tenía que contar una noticia que probablemente sorprenderá a Zulema.

 Rey: Zuly, tengo que darte una noticia–Dijo con una sonrisa, y mirando a Zulema que dejó de su comida para mirar atenta a su padre, miro a su madre que le levantó a una ceja divertida haciendo reír a Zulema. La reina y la princesa eran como 2 gotas de agua, sus personalidades eran idénticas que lo único que las distinguía era el color de ojos, el tipo de pelo y por supuesto, la edad.

Zulema: ¿Qué es padre? – Dijo curiosamente.

Rey: El príncipe Lionzo de Alemania vendrá mañana para verte.

Cuando Zulema escucho eso, tiró el tenedor que tenía en la mano, no podía creerlo, prácticamente, su padre la había vendido a un príncipe. Se levantó de la mesa y fué hacia el cuarto de herramientas, ignorando los llamados de sus padres y sirvientes del castillo. Zulema se sentó sobre la mesa tapando su cara con sus manos cuando escuchó un ruido, agarró una llave inglesa y cuando iba a abrir la puerta, un muchacho muy guapo le quitó la llave y le dijo:

Arthur: ¿Qué hace aquí?, ¿se siente bien? –Dijo con preocupación. La conoció un día mientras exploraba el castillo. Cuando miró a Zulema y sus bellos ojos grises, se enamoró de ella, aún cuando los dos apenas tenían 5 años.

Zulema se quedó hipnotizada con sus ojos, amaba los ojos verdes, no respondía haciendo que Arthur levantará una ceja y le volvió a hablar:

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Zulema se quedó hipnotizada con sus ojos, amaba los ojos verdes, no respondía haciendo que Arthur levantará una ceja y le volvió a hablar:

Arthur: Princesa Zulema, Zulema, Princesa–Dijo sacudiendo sus hombros.

Zulema reaccionó y le sonrío con vergüenza, se limpió las lágrimas y no aguanto, abrazó a Arthur llorando.

Zulema: Hola Arthur–Dijo sollozando.

Arthur: ¿Qué tienes? –Le acarició el pelo.

Zulema: Mis papás me quieren vender a un príncipe alemán que vendrá mañana– Dijo susurrando y hundiendo su cabeza en el cuello de Arthur. Él creía que estaba soñando, abrazó a Zulema y le besó la coronilla, Zulema se sentó en una silla y agarró su cabeza con sus dos manos con desesperación, ella no quería casarse tan joven, Arthur le agarró una mano y se la besó, Zulema estaba sorprendida pero no le tomó importancia.

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