Rutinas

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Nunca entendió cómo había llegado hasta ese punto o de qué manera todo se desencadenó.

Lo que creía, todo lo que ella era se había desvanecido de un día a otro sin dejar rastros.

Cada hora era un castigo. Ahora su vida se basaba en aquellas rutinas que la destruían cada vez un poco mas. Llegar a su habitación y sacar esas jeringas que al clavarlas en sus venas, hacía que se perdiera de apoco,  era en lo único en lo que era buena ahora y era solo eso lo que lograba sacarla de sus lúgubres pensamientos.

 ¿Dónde comenzó aquello? No reconocía el momento exacto.

Respiro hondo, se levantó de su incómoda cama y dirigió su paso al baño.Observó su reflejo, se veía muy cansada. Pálida, grandes ojeras debajo de sus ojos color avellana, el delineador totalmente corrido, era exactamente todo lo contrario a lo que habría deseado para su futuro.

Retoco un poco su maquillaje y se colocó unos jeans azules y una remera negra totalmente gastada, ató su larga cabellera y fue a su trabajo, lo único decente que tenía.

Trabajaba como camarera en un bar de mala muerte.

Siempre lidiaba con borrachos estúpidos que se querían propasar con ella y con un jefe que la explotaba.

Debía vivir con el último recuerdo que tenía de su familia, la cual había perdido por un inútil error ¿Habría sido aquel el momento en el que comenzó todo? Se pregunta. No sabe la respuesta con exactitud, pero algo en su interior sabe que sería positiva.

"Otro día de rutina"- Soltó en un suspiro y Sonrió con ironía. Miro al cielo antes de entrar a aquel grotesco lugar.

Eran las 12:00 pm había 10 personas en el bar. Cuatro eran clientes de todas los días, otros dos eran una pareja punk que ese encontraba sentada besándose. Volvió a sonreír, pero esta vez con tristeza. Aquello le traía recuerdos.

Siguió observando. Había tres tipos, que nunca había visto, y la miraban detenidamente. Corrió su rostro decidida. Por último había un joven también nuevo en aquel lugar pero este llamó su atención.

Estaba sentado en la barra con una cerveza en la mano derecha, mirando un punto fijo, perdido. Tenía el cabello negro levemente ondulado y despeinado sobre los ojos, los cuales no podía mirar. Vestía unos jeans negros y una remera blanca. De lejos parecía lo bastante atractivo como para causar algo en Queen, pero eso a ella ya no le importaba.

Escucho los gritos de su jefe. Debía comenzar a trabajar, si no le pagaban tendría graves problemas. Se puso su delantal, y comenzó a atender, cervezas por allí, un poco de música deprimente de fondo, gritos en todos lados. Se dirigió al muchacho.

-¿Quieres algo más?- él sonrió y levantó la mirada. Tenía unos hermosos ojos color verde, que se notaban cansados tanto como los de ella.

- Otra cerveza, tal vez- ella lo observó un momento más y busco la bebida para entregársela. Algo en él la descolocó por un momento. Sentía la necesidad de seguir hablándole o simplemente observarlo de lejos, aun no sabia bien pero un grito interrumpió su pensamiento.

-Hey, preciosa ven aquí, tengo un pedido para ti- Queen los miro y respiro. Sabría lo que sucedería Pero no podría hacer nada. Se dirigió allí.

-¿que necesita?- el hombre de unos 35 años la miro completamente

- te necesito a ti- soltó y en acto seguido la tomó con fuerza, ella comenzó a gritar para que la soltara, pero no la dejaba tenía planes muy distintos y la llevó hacia afuera.

Nunca había pasado esto. Nunca pensó que pasaría, los ebrios solían decir cosas pero nunca la tocaba ¿y ahora la iban a violar? Estaba segura de ello.

La empujo con fuerza contra una pared, dejándola mareada, y comenzó a tratar de quitarle la ropa. Se resistía, y gritó con más fuerza, hasta que el hombre le pegó y la dejó tirada en el suelo sin poder hacer nada. Ya había perdido todo, absolutamente todo. Comenzó a llorar mientras sentía las manos de aquel sucio ebrio recorrerla.

-TU, estúpido, déjala- el hombre tomó cierta distancia de ella

-vete inútil, y no te matare- alguien reía

-¿tú me matarás a mí?-aquella persona se acercaba y en acto seguido se sintieron golpes. Peleaban, pero no se podía distinguir bien a los individuos.

Sintió como la tomaban. Sabía que no era aquel asqueroso hombre, pero todavía seguía sin saber quién era aquella persona.

- ¿estás bien?- Queen tomó asiento en una banca y el muchacho se agachó delante de ella para dejar en evidencia quién era.

- ¿Por qué lo hiciste?- dijo tocando la herida de su rostro

- no me parece, que esa sea la forma de agradecerme. No suelo ser así de bondadoso con nadie, pero no sé, no quería que te tocara aquel bastardo- hizo una mueca- mira como tienes el rostro, volveré para matarlo- soltó cerrando los puños con fuerza.

-no, déjalo así, ya está- el detuvo el paso y la castaña miró a su alrededor. No reconocía donde estaba.

- Debo volver al trabajo-

-¿volverás ahí, donde casi te violan?- ella quedó en silencio un momento

-no tengo nada más que ese trabajo ¿qué quieres que haga?- comenzó a reír con tristeza

-estamos muy lejos ya-  Queen comenzó a caminar por la calle aleatoriamente observando todo, no sabía dónde se encontraba pero encontraría la manera de llegar a donde quería.

El comenzó a reír y alcanzó su paso con facilidad - espera- la tomó del brazo con fuerza y se miraron fijamente

- no te rescate, para que te vuelvas a meter en problemas- sonrió irónicamente, estas cosas solo pueden sucederme a mí, pensó.

- no necesito que nadie me rescate- dijo tratando de zafarse de aquel agarre

-no lo parece, sabes, además, ahora me debes un gran favor lo quieras o no, así que harás lo que yo diga- 

Dark  Paradise.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora