Capítulo 3: Recaída

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Durante todo el camino en taxi se puso a pensar la manera de enfrentar a Daichi. Las palabra de su madre aún daban vuelta en su cabeza llegando a la conclusión de que tenía que decirle lo que sentía, al menos para quitarse un peso de encima y seguir adelante, sin embargo del dicho al hecho hay pasos que Suga no sabía si podía dar, la cobardía y el miedo se lo impedían. Tenía que buscar el momento y lugar indicado, como por ejemplo la graduación, donde estaría seguro de nunca jamás volvería a ver a Daichi.

—Soy un idiota —Pensó con resignación mientras veía el paisaje de Miyagi pasar frente a sus ojos.

  El semáforo se puso en rojo y el taxi paró. Por un momento observó su reflejo en el espejo retrovisor del auto. Su piel estaba más pálida de lo usual, unas horribles ojeras adornaban sus ojos que ,por cierto, estaban rojos al igual que su nariz. Era más que obvio que había llorado y eso lo fastidia porque hoy nadie lo dejaría en paz, mucho menos sus revoltosos cuervos.

  Finalmente llegó a destino. Luego de pagar corrió como alma que lleva el diablo hasta su aula, donde entró sin aliento llamando la atención de sus compañeros entre los cuales estaba incluido Daichi.

—¿Suga?

  Kōshi abrió los ojos luego de recuperar por completo su respiración. Sus ojos se clavaron en las oscuras orbes de Sawamura y ahí cayó en cuenta. Se había perdido tanto en sus pensamientos que en ningún momento pensó en una explicación para su actual estado, seguramente era un espectáculo para todos en el salón o eso creía al escuchar los murmullos de los demás.

—Hola Daichi, se me hizo tarde.

—Eso puedo ver pero, ¿Que rayos te pasó? ¡Te ves horrible!

  Un nudo se formó en su garganta, Daichi no tenía derecho a verlo con aquella preocupación impregnada en su rostro, eso sólo lograba enamorarlo más y era lo que menos quería. Sin embargo las imágenes de ayer se filtraron nuevamente en su cabeza y la angustia lo volvió a dominar.

—Daichi... —Su voz se quebró, las lágrimas empañaron sus ojos de nuevo. Díos, iba a llorar allí en frente de todo el mundo.

—Sugawara, Sawamura a sus lugares. La clase va a comenzar.

  La voz del profesor le salvo literalmente, la vida. Pasó como un rayo adelante de Daichi y se sentó en su lugar ignorando la mirada del moreno y del resto de sus compañeros. Había estado a punto de quebrarse en frente de todos.

  La clase transcurrió con relativa tranquilidad, con las demás clases pasó lo mismo, era como el ojo de una tormenta y Kōshi sin saberlo avivaba aun mas la tempestad en especial huyendo del número uno de Karasuno en los recesos. Pero es que no podía evitarlo, de solo pensar en enfrentar a Daichi se sentía como Hinata cuando están por jugar un partido de Vóley, le dolía el estómago sólo que además su corazón empezaba a latir demasiado rápido para su gusto. Lo peor es que la única excusa que se le vino a la mente para explicar su actual estado era ridícula, sin embargo tampoco tenía muchas opciones.

  Al terminar la última hora de clases la suerte se le acabó.

—¿Vas a huir de vuelta Suga? Te recuerdo que en este momento tenemos entrenamiento y no hay forma que puedas seguir evitándome.

  Suga miró con sorpresa los ojos de Daichi. Lo atrapó. Sus demás compañero salieron de la clase lo más rápido posible, se notaba que esa conversación no iba a ser buena y no querían quedarse en la línea de Fuego, mucho menos con Sawamura que lograba aterrar a todos cuando se enojaba.

—¡Malditos! —Pensó y lanzó una mirada de reproche a Sagano, el chico que se sentaba al lado suyo y que le había pedido los apuntes de Ingles la semana pasada. Éste le devolvió una mirada llena de disculpas antes de marcharse y cerrar la puerta. Que se olvidara de sus apuntes de Inglés, ya no se los va a pasar jamás, por traidor— Daichi escucha, no trataba de evitarte.

  Genial ahora además de cobarde era mentiroso, buenas cualidades está reuniendo últimamente.

—¿Enserio? Juraría todo lo contrario —Frunció el ceño y a Kōshi no le importó que tan estúpida y vergonzosa sonara su excusa con tal de que su amigo dejará de observarlo de aquella manera tan analítica.

—Una pesadilla —Se apresuró a decir. Ahora que lo decía en voz alta sonaba aún más estúpido— A-ayer vi una película de terror y... y ya sabes c-como...

—Si me vas a mentir al menos hazlo bien —Daichi se cruzó de brazos con molestia, su seño fruncido— ¿Por qué no me quieres contar que te pasó?, ¡Somos amigos!

—Justamente por eso no te lo puedo decir —Su voz se quebró al terminar de decir esa frase, sabía que mentir no funcionaría con Daichi, mucho menos una mentira tan estúpida como esa. Ahora lo único que le quedaba era contar una parte de la verdad— Por favor Daichi... por favor. No quiero hablar de esto, no aquí, no ahora y no contigo. No puedes ayudarme, lo único que vas a lograr si sigues insistiendo es lastimarme.

  La cara de su mejor amigo se desfiguro hasta dejar una mueca de dolor, el no quería causarle daño pero creía que esta era la única forma para crear un poco de distancia, aunque al final ambos terminaran un poco dolidos.

-—¿Es que acaso no confías en mi? —Preguntó Daichi con una clara expresión de incredulidad.

—¡Esto no tiene nada que ver con la confianza, entiende que esto es algo que no te quiero contar! —Le gritó— ¡¿Acaso no puedo guardarme cosas?!, ¡¿Acaso tu me cuentas todo?. ¡Júrame que jamás me escondiste algo!, ¡Júralo!

  Su respiración estaba agitada y su garganta reseca, no le gustaba gritar, mucho menos a las personas que le importaban pero es que la reacción de Daichi lo sacó de quicio. El siempre le dio el espacio a todos cuando lo necesitaron, incluso a él, ¿Por qué no podía devolverle el favor?. Observó como Daichi bajo la cabeza y apretó los puños con fuerza, era tan obvia la respuesta.

—Eso supuse... —Suspiró desganado, y pensar que todavía faltaba mucho para terminar ese asco de día— Tenemos que irnos, el capitán y el vice capitán no pueden llegar tarde al club.

  Se dio la vuelta y salió del aula en silencio, dejando a Daichi sólo. Ahora sólo le faltaba enfrentar a sus pequeños cuervos, sólo esperaba que ellos si se la hicieran un poco más fácil que el testarudo del capitán.




































☆☆☆

Si lo se, me tarde. Ya tenia el capítulo escrito pero... lo cambié por completo, no me gustaba como quedó así que lo reescribi, aún así no me gustó del todo como quedo. Mil disculpas por la tardanza. El capítulo siguiente va a salir más rápido.

¡Realmente les agradezco por leer y por la paciencia!



Por favor, sonríe Suga.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora