~장 일~

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Yoongi se despertó cuando sintió el fondo de su garganta tan seco como el desierto del Sahara. Con pereza, se estiró enlongando los músculos. Se sentía cansado y adolorido. Una ráfaga de sucesos llegaron a su mente. Como un resorte, se sentó en la cama. Con los ojos muy abiertos se encontró en un lugar completamente desconocido. Su cabeza daba giros, el mareo era casi insoportable.

Mierda ¿Dónde estoy?

Con temor, levantó la sabana.

Desnudo.

Su omega se revolvía y pedía a gritos atención. Con pánico, Yoongi se llevó la mano al cuello y ahí como muestra de lo innegable, palpó la adolorida marca. Náuseas subieron desde el estómago hasta la boca del omega. Con premura, se envolvió en las sabanas y corrió a la puerta que estaba en la habitación, rogando que fuera un baño, pues ni modo, vomitaría en el closet si era necesario.

Para su suerte, era un baño. Devolvió todo lo que en su estómago había. Violentas arcadas le doblaban la espalda.

Que asco.

Cuando al fin se detuvo, con piernas temblorosas, se puso en pie y enjuagó su boca con abundante agua, a conciencia. El sabor era horrible. Con miedo y ansiedad comenzó a levantar la vista, sabía que su reflejo estaba frente a él, mas lo que vería lo tenía aterrado.

Dio una honda respiración y decidió afrontar la consecuencia de sus actos.

Ahí, frente a él, estaba la imagen que tanto temía. Sus ojos se centraron en esa marca en forma de media luna, en el ángulo que se formaba entre el cuello y hombro. La mordida, algo inflamada, rosada y levemente purpura.

Mi marca.

Con mano temblorosa, la tocó mientras que con la otra, sostenía la sabana alrededor de su cuerpo, cubriendo el resto de marcas que sabía que tendría.

Un nudo enorme se formó en su garganta y su corazón se partió en mil pedazos. Su lobo se sentía completo y necesitado de su alfa, sin embargo, Yoongi, con su humanidad sufría. Todos los planes que tenía se irían a la mierda por una noche de fiesta.

Aunque no lo dijera, él quería encontrar a su pareja destinada, pasar por el maldito cortejo, tener la sensación de ser enamorado, tener un montón de cachorros y una casa muy ruidosa. Ir todos los domingos al parque y pasar sus celos con su alfa.

Deseos que siempre estuvieron ocultos bajo su fachada de omega rudo e independiente. La soberbia siempre se hizo presente, mas nunca fue su verdadera naturaleza. Su personalidad se vio forjada gracias al círculo hostil en el que se desenvolvía. Era uno de los pocos pilotos omegas. Solo eran él y Jin, el resto todos estaban en logística o administración.

Él había logrado ser un destacado piloto, con un gran curriculum y hazañas. Era verdad, tenía fama de "fiestero", lo admitía, amaba bailar y salirse de copas cada vez que tenían descanso, pero eso jamás le había traído problemas.

Hasta ahora.

Las cosas nunca se había escapado tanto de sus manos.

Gruesas lágrimas corrían por sus mejillas mientras se abrazaba a si mismo, envuelto en la sabana. Su dolor era inmenso, sentía la pérdida de su vida. La pérdida de las posibilidades.

Quizás qué alfa me marco

Quizás quién es.

Se indignó consigo mismo, ¿Cómo era que ni siquiera podía recordar quién era? Y ¿qué clase de alfa deja a su omega después de marcarlo? Más lágrimas salían sin descanso, mientras los dolorosos sollozos lo dejaban sin respiración. Estaba jodido, muy jodido.

Una Noche Que Cambio Mi Vida《Omegaverse-JS》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora