"La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene"
Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.La luz del sol brillaba, el viento soplaba, yo respiraba, la vida seguía como sesupone que tiene que ir. Y Ahi estaba yo, otra vez, sentado en el patio con las piernas cruzadas pensando en nada; esperando que la vida pase, y me lleve con ella.
Era un lindo dia, con un amanecer impresionante, digno de disfrutar ¿pero por que lo disfrutaría? No había por que hacerlo, un hombre encerrado no puede disfrutar.
- ¿en que piensas? - dice alheli muy calmada, sin quitar la vista del paisaje.
- en nada, solo observo - digo cambiando de posición para poder mirarla a los ojos.
- siempre pensamos en algo will, sobre todo nosotros, que somos especiales- dice acercándose y apretando mi nariz con dulzura.
- es muy temprano para tus locuras Al.
-! Hora del desayuno!- grita el enfermero desde la puerta del comedor.
- vamos will, es hora- toma mi mano con una sonrisa juguetona.
Como amaba esa sonrisa, era como si supiese que dándome una sonrisa así me sentiría mejor. Nos paramos de la banca apresurados y corrimos hacia el comedor como niños hambrientos. No me gustaba mucho estar en ese lugar, pero alheli tenía la táctica perfecta para hacer que el comedor se conviertiera de un deprimente lugar, a una fiesta en dos segundos.
Ella tomó el lugar de siempre al lado de la ventana, no se podía ver mucho por las rejas, pero ella decía que la luz la hacia sentir mejor en las mañanas. Me senté frente a ella, esperando que la fila desaparezca para poder ir por nuestro desayuno.
- Al, la fila ya desapareció, vamos por las bandejas.
- ¿puedes traermela? La verdad no me siento muy bien- dijo con una enorme sonrisa finjida.
- ¿quieres que llame al enfermero?
- no, son las jaquecas de siempre, solo no quiero pararme, ya sabes, por si acaso.
Asenti con una sonrisa, y me levante del asiento para traer nuestro desayuno. Tome dos bandejas y me dirigí a la mesa de comida, para luego recibir el medicamento.
- ¿que pasa will? No puedes llevar las píldoras, lo sabes, ella tiene que venir- dice el enfermero con autoridad.- oh vamos, es Alheli, sabes que ella no causa problemas, solo dejenme llevarlas.
- se nota que hoy estas de buen humor-. Suelta una carcajada en son de burla mientras me entrega las píldoras - que bueno, así estamos a salvo.
- esta bien, deja de portarte como idiota y damelas.
Como odiaba a los estúpidos enfermeros, no soportaba que me tratarán asi, y menos a esas horas de la mañana ¿por que insistía en mi buen humor? ¿acaso quiere morir? Estaba furioso por el comentario.
"Solucionalo, como sabes hacerlo" dios, cállate. No podía ser agresivo con ellos, después terminaría encerrado y dopado por mucho tiempo, y he mejorado lo suficiente como para volver a ese lugar. Ahora me siento mejor, y creo que ya no pierdo tantas horas inconciente.
- aquí tienes Al.
- gracias will- su sonrisa estaba vez es sincera, puedo notarlo en sus ojos al mirarme. Deja la bandeja en la mesa y observa la ventana apoyada en un brazo, sin dejar de sonreír- oh will, no sabes como ansío salir de aca.
- solo vamos cuatro meses, no saldremos en mucho tiempo mas.
- odio cuando eres tan pesimista- dice mirándome fijamente con el ceño fruncido- me esfuerzo mucho, y créeme es cansado, pero lo intento.
- lo se, lo siento. Solo estoy arto de todo esto, los odio, odio mi vida y no entiendo cual es el punto, ¿quien querría ver tanto sufrimiento? Al, no es justo, estoy arto de esta vida, como odio todo- golpeo la mesa y alheli toma mi mano delicadamente - ¿piensas ir hoy al almuerzo de visitas?
- claro que si, irá Marcela, muero por verla, la extraño mucho.
Ella sonríe y el desayuno continúa sin una palabra mas, las conversaciones con alheli solían ser largas y profundas, pero cuando había silencio, ella no se incomodaba en lo más mínimo: como adoraba eso de ella, no tenía que llenar el vacío con palabras sin sentido.
Estaba emocionado, ya que vería a mi novia después de dos meses sin verla, la extrañaba mucho; Marcela no podía visitarme muy seguido por la escuela, era un año menor y aún estaba en preparatoria. Por eso disfrutaba más los pequeños momentos junto a ella.
No era una chica cariñosa, pero siempre tenía sus momentos y esos momentos eran los más especiales. La conocí en la escuela, solo la vi y quede perdidamente enamorado; aunque al principio no fue mutuo al fin logre tenerla.
Las horas pasaron lentamente, como siempre que ansías que algo pase. Luego de comer no ocurrió nada nuevo, fuimos al cuarto de lectura; alheli disfrutaba mucho ese lugar, ella decía que era el mejor lugar "por que los locos no leen" así que solo estábamos los dos la mayoría del tiempo. Después paseamos un poco por el patio, hablando de cosas sin sentido: el tema favorito de Al.
- will, no estuviste conmigo dos días- dijo mientras caminaba, con una tranquilidad impresionante.
-¿De que éstas hablando? Estuvimos ayer, hablamos de Jake ¿recuerdas?
- si, lo recuerdo, pero eso fue hace tres días will. Ayer estuvo alex, fue una tarde bastante aburrida- soltó una carcajada mientras fijaba su mirada en mi- pero... - su rostro se torno sombrío y preocupado- antes de ayer estuvo Elliot.
Mis manos empezaron a temblar y solo podía pensar en que la había dañado; dios si la dañaba no podría soportarlo- tranquilo will- dijo tomando mi mano, como si supiera lo que estaba pensando- no hizo nada malo, solo estuvo callado, no quiso ni mirarme- sentí como el aire volvía a mi pecho, de verdad no sabría como enfrentar eso.
Ella solo soltó mis mano y continuo caminando como si lo que dijo no fuera importante- lo siento Al, siento que me hablan, pero a veces es complicado no hacerles caso, me canso. Enserio hago todo lo que pueda, solo quiero tener a Marcela entre mis brazos- deje de caminar y baje la cabeza, ella se acercó y me abrazo muy fuerte- lo se will siento lo mismo por Jake- Se que me entendía, yo sabía que lo amaba mucho, y por eso luchábamos mas.
Aún después de todo, no pude evitar sentirme extraño, Alheli tuvo la idea de ponerles nombres, y eso no me gustaba...
ESTÁS LEYENDO
No me ames
Romancetodo está en contra, y no hay nada más que hacer que dejarse llevar por la oscuridad. Pero el amor puede ser una salvación a la perdición total