Save Me (Pausada)

1. "Día a Día"

-Kate... Kate... ¡Katherine!- Gritó mi amiga Lizzie a mi oído.

No había dormido en los últimos 3 días... Quizás ya se pasarían las pesadillas o quizás no. No veía la hora de poder dormir más de sólo unos minutos sin despertarme horrorizada por un mal sueño.

-¿Eh?- Sisé exaltada frotando mis ojos.

-¡Kate no puedes quedarte dormida así como así!- Dijo en un plan de madre.

Odiaba que me trataran como una niña todo el tiempo dándome ordenes o diciéndome qué hacer, pero esta vez Elizabeth tenía razón, esto no era conveniente.

-Lo sé...- Admití en un suspiro - Pero no puedo evitarlo; No he dormido nada...

-¿Por qué- Preguntó confundida.

Era un poco complicado de explicar mi motivo de insomnio, jamás lo entendería -o creería- así que preferí no entrar en detalles.

-He estado... Ayudando a mamá es que... La echaron del trabajo de mesera y ahora yo lo tomé por ella.

-¿Y ella qué? ¿En casa disfrutando de tu esfuerzo doble? - Dijo notablemente molesta, yo asentí levemente ahora mirando al suelo.

Derepente Elizabeth comenzó a gritarme como si ella fuera mi madre... Yo no la miraba sólo escuchaba sus palabras...

"¡Maldición Katherine, tu madre no te merece! ¡eres demasiado buena para ella! ¡Sal de esa casa de una buena vez!"

Como si fuera tan fácil salir de ese hoyo negro.

-Mi madre me dio la vida Lizzie- Dije subiendo mi rostro para ver el suyo - Y eso es algo impagable.

Me levanté del banco finalmente sin ánimos de seguir hablando de ello y caminé hasta el casillero para dejar mis libros y tomarme la tarde libre.

Mis estudios significaban mucho para mí al principio, pero desde hace algunos años, nada importaba, ni siquiera eso.

-Kate, ¡Kate, escúchame!- Gritaba Lizzie detrás de mí.

Su voz comenzaba a fastidiarme. Odiaba esto, se suponía que ella era mi amiga no mi madre, ya para ese tipo de sermones tengo una madre, a medias pero ahí está, punto.

-¿Sabes qué?- Dije volviéndome hacia ella - Me voy a tomar la tarde libre.

-Kate pero...

-¡Y tú! Deberías hacer lo mismo- Dije cerrando el casillero.

Me alejé de ella mientras caminaba a la entrada del instituto. Gracias al cielo no me siguió.

(...)

Al llegar a casa mientras buscaba las llaves en mi bolso escuché un ruido dentro de la casa de color naranja la cual era mi hogar, como si algo se quebrara en mil pedazos.

Mi piel se erizó por el sonido atorrante en mis oídos. Mis nervios se dispararon y comencé a toquetear bruscamente dentro del bolso ahora en el suelo para conseguir las llaves. Me arrojé al suelo a buscarlas rasguñando levemente mis rodillas con el asfalto.

Libros, libros, libros, lápiz, tarjeta de la biblioteca.... Llaves.

Me apresuré lo más que pude en abrir la puerta pero mis temblorosas manos no ayudaban.

A la final pude abrir la puerta, elevé mi vista desde el picaporte hasta la cocina al final del corredor y observé un plato hecho pedazos en el suelo y antes de que pudiera moverme, otro más impactó en la fría cerámica.

Corrí a la cocina entre respiraciones irregulares por el nerviosismo recorriendo mi cuerpo y al llegar sólo pude ver a mi madre sacando platos de la despensa.