Me encontraba en casa de mi tía con toda mi familia celebrando algo de lo que no me acuerdo. Habían muchas voces, gente riendo, niños jugando, la televisión a un volumen exagerado y el sonido de platos y cubiertos.
Era de noche, así que prefería estar afuera observando el cielo y sintiendo el frío nocturno. Estaba totalmente estrellado, cosa extraña ya que al estar en una ciudad no se suelen ver muchas estrellas. Al rato de estar mirando hacia arriba, observe como algo se movía, era una estrella fugaz. Me quedé asombrado, nunca había visto una verdadera estrella fugaz tan cerca, acercándose poco a poco... Espera, ¿acercándose?
Venía directamente hacia donde me encontraba, me quedé inmóvil por unos momentos pero al momento reaccioné y me alejé corriendo todo lo rápido que podía. Finalmente, llegó al suelo y mi vista se volvió totalmente blanca.
Me desperté, era un sueño, pero parecía tan real...
La alarma de mi teléfono empezó a sonar, era lunes, un "maravilloso" lunes. Pegué un salto de la cama, apagué la alarma y, casi al mismo tiempo, me quité el pijama para vestirme. Ni siquiera había encendido la luz, pero de la costumbre pude coger la ropa aunque todo estuviera oscuro. Normalmente me despertaba a las 7:00 p.m pero cuando me daba pereza me quedaba media hora más durmiendo.
Me gustaba tener las cosas preparadas así que no tardaba en estar listo para salir pero, como siempre, tenia que esperar a mis compañeras de clase a que también estuviesen listas. Mientras esperaba aprovechaba para escuchar música o mirar si habían salido canciones nuevas. Se puede decir que empezaba el día con mucho animo.
- Bzzz, bzzz -
Mi teléfono vibró, era un mensaje de Catalina.
- Vente ya.
- Oki.
No es alguien que cambie mucho, es bastante borde y muchas veces celosa, pero es mi amiga, mi primera amiga, la tengo que querer.
Cogí la maleta y me despedí de mi madre aunque ella estuviera dormida. Vivía en un piso con vecinos no muy agradables, pero aun así yo siempre les saludaba si los veía, bajé mis cinco plantas por las escaleras hasta llegar al portón. Abrí la puerta y lo primero que vi fue el buen día que hacía hoy.
No me gustaba la calle en la que vivía, ni la ciudad, para que mentir, pero me daba igual porque siempre estaba metido en mi mundo. Caminé durante 4min cronometrados hasta llegar a la casa de Catalina, la cual me esperaba afuera para ir al instituto.
-Ya era hora que vinieras, siempre tardas - dijo con su típica voz de dormida -
-Yo nunca tardo, eres tú la que siempre sales antes. - le contesté dejándola totalmente callada -
-Bueno, vamos ya que no llegamos.
Y así fuimos juntos camino hacia el instituto. Siempre eramos de los primeros en llegar, para así poder sentarnos en los bancos y poder hablar mientras esperábamos a que los demás llegasen. Poco tiempo después, escuchamos como un coche paraba frente a la entrada, era el coche de Ana. Era una chica callada, le encantaba aislarse del mundo y leer comics, lo que para mi es una "amiga perfecta".
-Buenos días chicos. - Dijo después de bostezar.
-Buenos días! - Le conteste en cuanto terminó de hablar. Catalina ni se molestó en contestarla.
Los tres eramos muy amigos, salíamos a todos lados juntos, hablábamos de lo que fuese juntos y nos hacíamos bromas los unos a los otros. Eramos inseparables.
El timbre sonó, seguía viniendo gente de nuestro grupo y entramos todos juntos a clase. Nuestra clase era la "mejor" del instituto, nos tratábamos como a una familia, pero, como en todas las clases, siempre había las personas que joden a los demás porque se aburren en clase.
Pasaron horas y horas, clase y clase, no pasaba nada nuevo, siempre las mismas cosas y los mismos profesores.
Por fin llegó el momento de ir a casa, la gente salia como si estuviesen escapando de un desastre, pero mis amigas y yo íbamos a nuestro ritmo, sin prisa alguna. Llegamos a la entrada y, sorprendentemente, no había ninguna pelea estúpida.
Cogíamos por el mismo camino de ida, primero se iba Ana, luego Catalina y yo iba solo a mi casa como todos lo días. Llegaba al portón cansado y subía cinco plantas casi arrastrándome por las escaleras. Finalmente llegué a la puerta de mi casa y toqué a la puerta.
-¿ Nadie me habré ?- Me dije a mi mismo
Cogí mi teléfono y lo primero que vi fue un mensaje de mi madre, en él decia:
Cariño, nos hemos ido de casa porque nos han llamado del hospital.
Me quedé una rato leyendo el mensaje y pensando el porqué el hospital ha llamado a mis padres hasta que...
-¡Ostia! ¡Mis abuelos!
Mis abuelos llevaban unos meses ingresados por problemas del corazón. Ellos eran los únicos que me escuchaban cuando mis padres no me hacían caso, eran todo para mi.
En ese momento no sabía que hacer, ¿ me iba corriendo hacia el hospital? ¿o llamaba a alguien para no quedarme en la calle? Estaba tan preocupado por lo que podría haberles pasado que no podía decidirme. Estuve un buen rato pensando qué hacer hasta que opté por salir afuera, tomar un poco de aire y darme una vuelta para relajarme, lo único que podía hacer era pensar positivamente.
No me gustaba estar solo mucho tiempo por mi calle, así que fui de camino al centro, allí no podía pasarme nada malo, ¿no?
Afortunadamente no me encontré al típico grupo de niños chulitos por la calle. Ya estaba ahí, había más gente de lo normal para ser un lunes, no me gusta. Acabé en un parque y me senté un rato para poder descansar. En comparación con el resto del centro, el parque siempre estaba muy tranquilo, los pájaros cantaban y de vez en cuando un grupo de emos se sentaban en una pequeña plaza, momento que aprovechaba para alegrarme la vista.
Me puse los auriculares y me puse mi canción favorita "People" de Gorillaz. Me gusta todo tipo de musica, excepto el horroroso reaggeton, así que mi álbum de musica era una mezcla de sonidos distintos. De repente sentí como algo o alguien se acercaba detrás mía, pero no le tomé en cuenta hasta que se paró y puso su mano sobre mi hombro, ¿ quién...?
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Losing hope
Teen FictionUn chico dulce, alegre y lleno de energía empieza a vivir momentos difíciles en su vida, cambiándole completamente su forma de ser