Jungkook no podía.
No comprendía los ejercicios matemáticos que su sudoroso profesor colocaba en la pizarra para que los alumnos los entregasen en cuanto terminaran. Después de unos minutos, el timbre sonó. Anunciando la salida, la libertad. Todos comenzaron a salir del salón con sus cosas ya puestas y acomodadas en sus mochilas, tal y como Jimin, quien era muy ordenado había hecho.
—Jungkook, cariño— le tocó el hombro su pequeño novio, quien no compartía pupitre con él. Pues los maestros les habían asignado su asiento para todo el ese año.
Ellos habían intentado tomar uno juntos, pero los profesores siempre le devolvían a sus lugares.
—Oh...—Kook aún seguía mirando la pizarra con el ceño fruncido hasta que sintió esa tibia manita en su hombro.— Lo siento, Minnie.— Dijo recogiendo sus cosas para ponerlas en su mochila y después abrasar por la cintura a su adorable noviecito.—Es que no entiendo.—Hizo un puchero.
—¿Los ejercicios?, ¡Pero que bárbaro, Jungkook!— Movió sus manitas de forma exagerada—¡Si están de lo más fácil.
A Jimin le encantaban las matemáticas.
—No es culpa mía tener a un hermoso genio como novio—Le besó de manera lenta.
—Ya, ya— Jimin ocultó el cálido color de sus mejillas con sus pequeñas manos.—¿Quieres ir a mi casa?, así puedo enseñarte como hacerlos — recargó su cabeza en el pecho de Jungkook.
—Por favor—Rió Jungkook.
Saboreaba los besos con su novio.
Beso, tras beso, tras beso, tras beso.
Jungkook soltó un suspiro.
Se sentía tan bien el contacto con su pequeño.
En cuanto llegaron a la casa de Jimin, este saludó a su mamá y Jungkook a su suegra. Con la cual se llevaba de maravilla. Jimin le contaba las cosas románticas que Jungkook hacía o decía hacia él, mientras que su madre lo escuchaba con una gran sonrisa e igual de emocionada como Jimin. Los dos chillaban como enamoradas cuando platicaban de Jungkook.
Cuando subieron al cuarto de Jimin y dejaron sus mochilas por ahí. Se miraron fijamente para que jungkook se hacercara lento hacia Jimin contra la puerta de su cuarto. Jimin después de reír nervioso recibió una serie de besos de Jungkook que le encantaban tanto.
—Ah... Jungkook— gimió y le llamó al mismo tiempo que jungkook bajaba besando su mejilla y después su cuello, dejando deliciosos besos húmedos en las clavículas de Jimin—Deberíamos hacer hacer la tarea, Jungkook—Insistió recibiendo un gruñido de desaprobación por parte del pelinegro.
—Basta, Jimin, ¿No quieres disfrutar?— le preguntó jadeante con las pupilas dilatadas adentrando sus manos en el sweter azul claro con el estampado de un adorable gatito.
Pellizcó sus tetillas para volver a besar con lengua a su noviecito.
—Mmm.. Jungkook, es por tu bien.—trató de controlar sus gemidos Jimin.
—Carajo Jimin—se separó del contrario y le miró suplicante. Estaban en último año, por los deberes no habían tenido acción por una semana—Vamos, amor. Quiero hacerlo contigo. Los deberes pueden esperar, yo no.
Jimin suspiró.— Jungkook pero no me podré perdonar si descuidas tus deberes por mi culpa, tú...
—YO— interrumpió el mayor— Tú— sonrió de lado— Esa deliciosa cama— Señaló atrás con su cabeza— Y una ronda de sudoroso sexo.