Capitulo 1.

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El teléfono móvil que me hizo pedazos el cráneo era un iPhone 3GS de 32 GB. Pesaba 135 gramos, medía 115.5 mm× 62.12.3 mm, y, en el momento del impacto, viajaba a 120 kilómetros por hora aproximadamente. Sin embargo, yo no estaba al tanto de esta información en ese momento. Lo único que sabía, lo único que sabía, lo único de lo que estaba vagamente consciente era del objeto negro que cayó volando hacia mí a toda velocidad, a través del cielo del atardecer y luego... ¡CRACK! Un flash momentáneo de dolor cegador... Y luego, nada.

Veinte minutos antes, todo parecía perfectamente normal. Era viernes 5 de Marzo y en las calles aún permanecían los restos de nieve de la semana anterior. Salí de la escuela a las tres treinta en punto, la misma hora de siempre, y caminé a cada sintiéndome como casi siempre me sentía; más o menos bien, pero no genial. Solo, pero no solitario. Un tanto abatido por lo que sucedía, pero en realidad no estaba preocupado por algo en particular. Estaba en mi estado natural perfectamente normal y ordinario: era Jos Canela, un chico de veinte años del sur de Londres. Sin grandes problemas, sin secretos, ni fobias, sin vicios ni pesadillas, sin talentos especiales.. No tenía una historia propia que contar. Era solo un chico, eso era todo. Por supuesto que, al igual que todos los demás, tenía esperanzas y sueños. Y supongo que mientas caminaba por la Avenida Principal y luego por Crow Lane hacía el conjunto de departamentos en donde vivía, la conocida zona de expansión urbana conocida como Crow Town, una de esas esperanzas, uno de aquellos sueños era justamente el chico en el que estaba pensando.

Su nombre era Alonso Villalpando. Llevaba años de conocer a Alonso: desde que ambos éramos pequeños y vivíamos en departamentos contiguos. A veces su mamá trabajaba de niñera para mi abuela, y, en otras ocasiones, mi abuela trabajaba de niñera para ella. Después, Alon y yo crecimos un poco, y entonces solíamos pasar mucho tiempo jugando. Jugabamos en los departamentos, en los corredores, en los ascensores, en los columpios y demás artefactos que habían en la zona de juegos. Ahora Alonso ya no vivía junto a mi, pero continuaba en el mismo edificio(Compton House). Estaba unos cuantos pisos mas arriba y yo todavía me llevaba muy bien con el. Ocasionalmente caminábamos juntos de regresó a casa y, de vez en cuando, iba a su departamento y me quedaba un rato, o el venía al mío... Pero ya no jugábamos en los columpios, y como que yo extrañaba eso. Había muchas cosas que extrañaba de Alonso Villalpando.

Fue por eso que me pareció agradable que se acercada a mi en el patio de la escuela ese día y me preguntara si podía visitarlo al salir de clases.

-Tengo que hablarte sobre algo—dijo.
-Okey—le contesto—. No hay problema, ¿a que hora?.
-¿Como a las cuatro?.
-Okey.
-Gracias, Josu.

Y desde entonces he estado pensando en eso.

Atravesaba la porción de cesped que separa la calle de Crow Lane de Compton House, me preguntaba sobre que querría hablarme. Tenía la ilusión de que fuera algo sobre el y yo, pero, en el fondo, una vez mas, el asunto tendría que ver con su estúpido hermano. Ben era un año menor que Alonso(pero como cinco años mas estúpido), y recientemente había comenzado a desviarse un poco del camino; no asistía a la escuela, se juntaba con los chicos equivocados y fingía ser alguien que no era. A mi realmente nunca me había caído bien Ben, pero no era un chico tan malo. Era solo un poco idiota y se dejaba manipular fácilmente. Sin embargo, Crow Tone es el tipo de lugar en el que los idiotas que se dejaban manipular se convierten en presas fáciles. Por que el lugar los devora, los escupe y los convierte en nada. Mientras atravesaba la reja que lleva a la plaza de Compton, adivine sobre que quería platicar Alonso. A pesar de saber que no serviría de nada, pero con la esperanza de que, de cualquier manera, Alon en verdad valoraria mi intervención.

Mire mi reloj. Eran diez para las cuatro. Me quedaban veinte segundos de normalidad. Recuerdo que mientras caminaba por la plaza hacia la terraza frontal del edificio, comprendí que, a pesar de la pasta de nieve en el piso y de la helada sensación del aire, en realidad era un día muy agradable. Era fresco, brillante y claro; los pájaros cantaban en el soleado cielo primaveral.

Me detuve un momento y volví a mirar el reloj, preguntándome si no estaría llegando demasiado temprano. A las cuatro, había dicho Alon. Pero entonces recordé que no había dicho exactamente a las cuatro, ¿verdad? Había dicho como a las cuatro.

Volví a ver mi reloj.
Eran nueve minutos y medio para las cuatro.
Eso era como las cuatro, ¿no?
(Me quedaban cinco segundos)
Respire hondo.
(Cuatro segundos...)
Me dije que no debía ser tan estúpido...
(Tres...)
Y estaba a punto de comenzar de nuevo cuando escuché un grito lejano que venía de lo alto:
-¡Hey, Canela!
(Dos...)
Era una voz masculina que venía de muy arriba, de algún lugar cerca de la parte mas alta del edificio. Por un momento creí que era Ben. Lo creí sólo porque había estado pensando en el, además, por que vivía por los departamentos mas altos.
Mire hacía arriba.
(Uno...)
Y entonces fue que lo vi: el pequeño objeto negro que cayó volando hacia mí, a través del cielo del atardecer y luego...
¡CRACK!
Un flash momentáneo de dolor cegador... Y luego, nada.
(Cero.)
El fin de la normalidad.

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⏰ Última actualización: Apr 09, 2017 ⏰

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