𝐸 𝑟 𝑜 𝑠

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Había estado investigando sobre Eros para perfeccionar su rutina, pero siempre llegaba a la misma conclusión: amor. Sin embargo, él no había estado enamorado, no tuvo novia y jamás se mostró interesado en ello.

Hasta ahora. Hasta Viktor.

Al pensar en el ruso, una boba sonrisa se formó en su rostro, aunque logró hacerla ver como si fuera cordial y amable frente a los paparazzi que le entrevistaban. Parpadeó para luego mirar a ambos lados. 

¿Dónde estaba Viktor? 

Entonces, recordó a Yurio quien, seguramente, estaba en la pista en ése momento, ¿Viktor estaría viéndolo... a él? Negó imperceptiblemente con la cabeza, había ganado en ésa competencia de las aguas termales, Yurio no podía quitarle a Viktor, su Viktor. 

Se despidió del periodista con torpeza, la misma torpeza que se notaba a leguas en su apresurado caminar que distaba de discreto, pero es que sentía nervios, miedo. ¿Cuánto había trabajado para lograr al menos una mirada positiva en el ruso? Mucho, demasiado quizá; pero lo había hecho no sólo por Viktor, sino por él mismo. 

Cruzó las puertas a grandes zancadas, sintiendo una ligera opresión en su pecho cuando vio al de cabello plateado en el barandal, sonriendo y observando a Yurio, quien parecía estar finalizando su programa corto, Agape. Parpadeó repetidas veces e intentó ignorar la incomodidad dentro de si para acercarse al ruso que volteó a verlo con una sonrisa al notar su presencia. 

Entonces, las blancas mejillas del japonés se ruborizaron y los ojos cafés brillaron.

Amor, amor del más alto nivel. Más allá de una ridícula atracción de momento. Yuuri se sentía un Dios todopoderoso cuando los ojos azules del ex-patinador lo miraban, así como también se volvía un mísero humano más cuando éstos miraban a Yurio. 

Viktor lo idolatraba, lo colocaba cuidadosamente en un pedestal antes de bajarlo con la misma delicadeza; ésa era su rutina constante. 

Yuuri sabía desde el primer instante en que sintió el ardor en sus pómulos, su torpeza incrementada y los pequeños accidentes en su zona baja, que Viktor era único. Así como también supo que él era inalcanzable. 

Nikiforov era demasiado grande para el Yuuri de todos los días, pero cuando era Eros, tenía una oportunidad. 

Cuando Eros estaba presente, era un Dios al lado de Viktor

Eros ; Yuuri Katsuki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora