One.

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Era un día atareado en la escuela secundaria de South Park, pues faltaban veinticuatro horas para la función de la obra escolar, todos estaban llendo de un lado a otro con vestuarios, utileria, libretos, etc. Esta obra recaudará fondos para la graduación de los chicos de tercer grado, la idea fue propuesta por nada más y nada menos que Eric Theodore Cartman, que escribió la obra y las canciones que llevaría la misma, obviamente el castaño no haría una función común y corriente, decidió recrear "La bella durmiente" con uno que otro cambio de por medio en la temática y el título, a varios les agradó la idea de hacer algo distinto y sin dudarlo, lo pusieron en marcha.

Y aunque pareciera fácil, no lo era, Cartman decidió molestar un poco a Kyle dándole el estelar de la obra, sí, el judío haría el papel de "Aurora", aunque este obviamente se rehusó, el nazi siempre conseguía lo que quería, así que bastó con una plática junto al director PC sobre la "mente cerrada" del pelirrojo para que el mayor le amenazara con reprobarlo y partirle la cara, así que no hace falta dejar en claro si Broflovski aceptó o no.

Pero a Eric no le bastaba con solo sacar del closet a Kyle frente a todos, sino que sabía que el ojiverde tenía sentimientos por Kenneth, así que le asignó a su amigo pobre el papel de "El príncipe Felipe", sabía cuán nervioso se sentiría el judío y eso le bastaba para entretenerse durante los ensayos, pero como toda película de Disney, tendría la escena final del beso, este más largo de lo habitual-o así lo veían casi todos-, el castaño creía que era la mejor idea que había tenido en mucho tiempo.

Del lado se Kyle todo se encaminaba a su perdición, es decir, él sabía que el gordo le había dado ese papel a Kenny a propósito, desde entonces no paraba de leer el libreto una y otra vez.

Príncipe Felipe: (Se acerca y besa a la 'princesa' durante cinco segundos).

El judío se sonrojaba al recordar la escena que tendría que hacer con su mejor amigo, aunque se supone que debería agradarle la idea del beso era lo contrario, pues le preocupaba que después de la obra el rubio no le volviera a dirigir la palabra.
•••
-Muy bien, un poco más a tu derecha... ¡carajo Clyde!, ¡a tu derecha!

-¡No me grites Cartman!

-¡No seas marica y hazme caso!, ¡respeta mi autoridad!

Faltaban cinco horas para que la audiencia llegara y Eric estaba asegurándose de que todo estuviera en orden, esa sería su noche.

Mientras Cartman seguía gritándole a Clyde, Kyle estaba en los camerinos observando aquel vestido que tendría que usar esa noche, no podía creer hasta dónde había llegado el nazi, ni siquiera estaba enterado de que este supiera de sus sentimientos hacia Kenny, por culpa del castaño no podía ni verlo a los ojos al recordar que se besarían porque lo decía un libreto y no por su cuenta, nunca se imaginó así su primer beso con Kenny.

-Hey- saludó el rubio entrando a la pequeña habitación.

-He-hey.

-¿Viendo tu vestuario de nuevo?

-Si...

McCormick sonrió.

-Creo que te verás bien- halagó y guiñó un ojo antes de irse.

Cuando el ojiverde lo vio salir pudo respirar correctamente.

"Estoy jodido", pensó.
••
-Muy bien chicos, cinco minutos y comenzamos- anunció Clyde, el ayudante de Cartman, y regresó a su puesto.

El pelirrojo estaba más nervioso que nadie, además, el vestido se le veía ridículo según el.

-Kyle, te necesitamos ya.

El nombrado suspiró y se ubicó en su lugar, repitiendo en su cabeza todas sus líneas. Se abrió el telón dejando ver a Token, el narrador, para comenzar la primera escena.

-Había una vez, en un reino no muy lejano, yacía una 'princesa' bella y bondadosa, pero con un oscuro secreto...
••
-La princesa Kyle se encontraba en el bosque, con la esperanza de encontrar a su verdadero amor.

-Eres tu, el príncipe azul que yo soñé...

-El príncipe, endulzado por aquella voz, la siguió encontrándose a la bella doncella, enamorándose de ella al instante.
•••
-Encontraron a la princesa demasiado tarde, pues ya era prisionera del profundo sueño que solo se rompería con el beso de amor verdadero.

El pelirrojo ya se encontraba recostado en la cama "durmiendo", se acercaba la escena final y sentía que temblaba a causa de los nervios.

-El príncipe Felipe corrió como nunca en busca de la bella princesa que cautivó su corazón.

-¿Dónde está ella?

-Se adentró en la habitación, observando como su amada dormía.

Kenny se quitó su sombrero y se acercó a la cama como ordenaba el libreto.

-Comprendió que si quería a la bella chica de vuelta, tendría que concederle su primer beso de amor.

Kenny se inclinó lentamente hacia el pelirrojo y, siguiendo su línea, unió sus labios durante el tiempo previsto, aunque fuera sólo un casto beso, el judío sentía una estampida dentro de él.

-Y con ese beso, la princesa despertó del sueño profundo, encontrándose al amor de su vida frente a sus ojos.
••
-Y con los males fuera del reino, la princesa, o mejor dicho príncipe Kyle, y el príncipe Felipe se casaron y vivieron felices para siempre.

Los aplausos no se hicieron esperar y el telón se cerró, saliendo Cartman a recibir todo el crédito merecido (según lo que decía el). El judío se dirigió a su camerino para cambiarse, no quería ver ese vestido nunca más.

-Hola- saludó el rubio con su traje aún puesto.

-Hey.

-Lo hicimos bien, ¿no?

-Supongo.

El mayor estaba confundido por la actitud cortante de su amigo.

-¿Estas bien?

-Si, solo estaba nervioso, además el vestido se me veía ridículo.

-Yo creo que se te veía bien.

-Cállate.

Kenny rió y se acercó más al menor.

-Y, ¿te gustó?

-¿Qué cosa?

-Nuestro beso de amor verdadero- dijo burlón.

-Cierra la boca Kenny- ordenó sonrojado.

-¿Qué pasa Kyle?, ¿acaso no quieres repetirlo?- decía el ojiverde mientras avanzaba hacia el judío, acorralandolo contra la pared.

-D-dejame.

-Kyle...

-Basta, odio que juegues con mis emociones.

-Tu haces lo mismo conmigo cuando te veo en ese vestido- confesó el pobre a pocos centímetros de su rostro.

-¿A qué te refieres?

-Me gustas 'princesa' Kyle.

Y sin libreto alguno, se unieron en un verdadero beso de amor.

El judío durmiente. (K2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora