Las Brujas de Airatihc

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CAPITULO I : UNA CAMINATA NO TAN TRANQUILA POR EL BOSQUE.

Me encuentro solo en este viejo bosque, el mismo que de pequeño me aterraba, el mismo que me robaba la paz por el día y el sueño por las noches, Wald Hexe, el bosque de mis pesadillas, mi abuelo Friedrich me advirtió siempre que no me acercase jamás a ese bosque, no por nada le llaman Wald Hexen, el bosque de las brujas, aún recuerdo mi primer día en Airatihc, vine a visitar a mis abuelos, no podía creer lo que vi, al llegar en aquel carruaje tirado por caballos, dos hermosos Shires negros de unos dos metros cada uno, era algo alucinante, dos enormes caballos, un viejo carruaje y un bosque negro tan siniestro como ninguno y una espesa capa de niebla que no dejaba ver más allá de unos tres metros, pasadas unas horas de un tranquilo viaje por el bosque finalmente llegué a la granja de mi abuelo, mi abuelo Friedrich era un hombre con quien nunca querrías pelear, tenía cerca de 2.10 metros de estatura pesaba unos 160 kilogramos y levantaba con relativa facilidad troncos de 200 kilogramos sobre su espalda. Tenía 75 años de edad y su rostro no presentaba ni una sola arruga o mancha, el único indicio de su edad era su blanco y largo cabello que era tan liso como el agua bajando por una perfecta y simétrica cascada, mi abuela Ethell tenía 68 años y aún mantenía su rubio cabello intacto y al igual que con mi abuelo el tiempo había sido gentil con ella, no era muy alta medía cerca de 1.70 metros claro a mis 5 años le veía tan alta como a cualquier adulto, mi abuelo tenía un lobo negro llamado Blitz, siempre le tuve un miedo incontrolable, recuerdo que tenía una marca en el ojo derecho en forma de relámpago de color plata(de ahí su nombre).

Su granja era enorme y quedaba justo a las afueras del bosque, mi abuelo no le temía a nada, una vez una manada de lobos salvajes bajó de la montaña para atacar al ganado y a los caballos, mi abuelo no lo dudó y se abalanzó sobre los lobos, instintivamente los lobos huyeron pero cuando notaron que podían con la amenaza regresaron mi abuelo alcanzó a patear uno, el cual murió instantáneamente, seguidamente golpeó a otros dos con sus brazos, a uno le rompió la quijada y al otro le fracturó la pata, las manadas no son muy grandes pero aun así quedaban varios lobos, los cuales huyeron al escuchar un disparo, había sido mi abuela disparando al aire para asustar a los lobos. Así que cuando mi abuelo me dijo -Andy, no juegues nunca cerca del bosque- me dé helado, no sé si la seriedad con la que lo dijo afectó en algo, pero a partir de ese momento mi temor hacia ese bosque nació, un temor tan grande que preferiría dormir junto a Blitz que pasar una hora en el bosque.

La verdad me asustó mucho pero mi mente de niño se olvidó rápido de ello llegué cerca de las 4:30 p.m. justo a tiempo para almorzar, mi abuela preparó carne de cordero con vegetales, fue una comida gloriosa, justo después de comer fuimos a dormir, yo no estaba acostumbrado a dormir tan temprano así que me quedé dando vuelta en la cama hasta las 8:00 p.m. mis abuelos dormían profundamente desde hace un buen rato así que no hice ruido, miraba por la ventana de la que sería mi habitación por el momento, ventana que daba al bosque, la luz de la luna iluminaba la noche y podía apreciar unos 50 metros de pasto, luego el inicio del bosque, la luna estaba llena, escuchaba los búhos y ese tétrico cuadro me recordaba a las historias del Werwolf que me contaba mi padre, a quien se las contaba mi abuelo, eran hermosos recuerdos, me daban miedo todas esas cosas pero me sentía atraído hacia ellas, supongo que es normal, la curiosidad hacia lo oculto, no sentía miedo, no hasta que escuche una horrenda risa burlona de mujer, ¡¿Witches?! pensé, recordando otras historias narradas por mi abuelo a mi padre y mi padre a mí, debo admitir que se me heló la sangre, y de pronto divisé una esfera de fuego surcando el cielo y caer en el bosque, como era de suponer quise ir a ver que era, pero recordé la advertencia de mi abuelo, lo pensé mucho, pero finalmente me decidí por ir a investigar, salí de mi cama me puse las botas, una chamarra y tomé una lámpara que había en la mesa, salí por mi ventana y me dirigí hacia el bosque, estaba lleno de temor y era una noche especialmente fría, de pronto mientras más me acercaba al bosque mayor era la cantidad de niebla que había, al principio no lo noté pero después de unos 30 ó 40 minutos de caminar fui consciente de que no podía ver más allá de unos pocos metros, decidí regresar por donde vine, así que giré 180° y camine casi corriendo, después de casi una hora entré en pánico y me decía a mí mismo -¿habré tomado el camino incorrecto? no, eso no, me giré bien y estoy viendo mis huellas, están frescas aún, no recuerdo haber caminado tanto- había pasado al menos dos horas y seguía caminando, no dejaba de preguntarme lo que pasaba, y de pronto la risa que había escuchado antes en mi habitación volvió a sonar, esta vez detrás de mí, me voltee tan rápido como pude pero como era de esperar no logré ver nada, decidí correr, el pánico me hizo olvidar mi camino, no recordé seguir hacia la granja, sólo pensaba en irme rápido de ahí, la risa sonaba más cerca con cada maldito segundo que transcurría, recuerdo sentir una respiración en mi nuca, las palpitaciones de mi corazón se volvieron audibles estaba por alcanzarme, fuese lo que fuese estaba por alcanzarme, ese fue un momento de terror autentico para mí, de pronto resbalé, caí por un pequeño risco de unos 10 metros y debí golpearme la cabeza, no sentí el golpe pero lo comprobaría después, caí y cerré mis ojos en el aire.

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⏰ Última actualización: Apr 10, 2017 ⏰

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