Calidez

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Miro por la ventana, las gotas golpean contra el vidrio cada segundo más rápido. Aún es temprano, el sol se esconde tras las nubes grises. Miriam se esconde entre las cortinas para obtener calor. Sigo sin saber que dibujar y las gotas me distraen al realizar música al caer.

- Donna, ayúdame a traer leña del patio trasero.

- Ya voy madre.

Dejo mi block en el sillón de la abuela y amenazo con la mirada a Miriam que le encanta subirse a mis blocks y llenarlos de pelo. Lo único de lo que me quejo de los gatos es la cantidad de pelos que dejan. Santi, mi vecino, tiene un cepillo para limpiar los pelos que deja Kuro, su gato. Debería decirle a mamá de comprar uno de esos.

Cuando ingreso con una pila de troncos listos para echar al fuego veo mi alcancía sobre el refrigerador. 

- Mamá, compremos un cepillo para quitar las pelusas de Miriam, demás que alcanza con lo que hay en el elefante.

- Hijita ya sabes que ese dinero es solo si te ocurre una emergencia, después que me paguen pensaré en comprar uno, tu me acompañarías a ver cual te gusta más.

Luego de que mamá encendiera el fuego de la estufa llamo a Miriam para que se venga a acomodar cerca y la veo muy cómoda encima de mi block.

- Pero Miriam te he dicho que no me gusta que te subas ahí, arruinas mis dibujos.

En fin, mi madre me da un vaso de leche con galletas, compartimos y pasado un rato ya es hora de dormir.

Al día siguiente, bajo a la cocina y veo que mi madre no está haciendo el desayuno, entonces voy a su pieza y la encuentro tirada en el piso. Trato de despertarla pero no responde, así que llamo a la abuela que vive en una casita junto a la nuestra.

El papá de Santi nos ofreció llevar a mi madre al hospital y en cuanto pudimos dejar a mi madre en manos de los doctores, veo que en la cara de mi abuela no existe sonrisa alguna. Creí que podía estar feliz ya que mamá puede estar al fin a salvo, pero según escucho de parte de ella, los gastos de los exámenes médicos y cuidados es muy alto.

Por un momento pienso en el elefante alcancía que está sobre el refrigerador, apenas mamá puede recibir visitas, le cuento que quiero pagar su atención con ese dinero.

- Hijita, no te preocupes, ya veremos como pagar el hospital. Además cuando salga de aquí, iremos a comprar el cepillo para Miriam. También se acerca tu cumpleaños, ¿no quieres comprar algo con ese dinero?

- Mamá, eres más importante que un cepillo para gatos, yo quiero ayudar con lo que tengo.

- Esta bien hijita, ve a casa con la abuela y descansa. Dile a Miriam que estaré bien y regresaré pronto.

Llegando a casa, me tiro en mi cama sin saber que hacer, lo único que quería era ayudar a mamá, así que lo decidí. Sin importar que me dijera la abuela y mi mamá iba a utilizar lo poco que tengo guardado en mi alcancía para pagar. Quiero hacer algo por ella por lo menos una vez.

Todos los días visito a mamá, no digo nada sobre mi plan, solo converso con ella. Ahora sé muchas cosas de ella que antes no me hubiera dicho por estar ocupada con el trabajo. Conocerla mejor me dan más ganas de ayudarla, pero lo haré sin que se entere.

Una noche Santi y su hermano mayor me ayudan a ir hasta el hospital, a escondidas. Su hermano sabe manejar así no se entera mi abuela de mi plan, llevo el elefante hasta el hospital y al entrar hablo con la señorita.

- Quiero pagar los cuidados de mi madre, aquella que está en la habitación 203. -La señorita acepta mi alcancía y al abrirla, me muestra un cepillo para gatos.- ¿Pero qué? Eso no estaba ahí antes.

- Lo siento pero no puedo aceptar esto.


- Donna, ¿no crees que lo que pasó tiene alguna razón? Pero, ¿por qué un cepillo para gatos?- Santi me tomó de los hombros y luego me abrazó.- Veré si mi padre puede ayudar a pagar algo, él siempre tiene dinero para mis juguetes, también puedo vender algunos. Quizás sirva de algo.

Con impotencia y confusión respondí:

- Mamá sabía que yo quería un cepillo para Miriam, pero en cambio cuando pasó todo esto, solo quería gastarlo en ayudar a mamá.

Llegando a casa me encuentro con mi abuela en su sillón favorito cantando la canción que tanto le gustaba.

- ¿Viste lo que quería decir tu madre? Ella te quiere mucho y se preocupa más de tus problemas que los de ella. Pienso que lo correcto sería agradecerle y esperar que el asunto se resuelva solo. A tu edad no deberías preocuparte del dinero y esos asuntos que envuelven el mundo adulto. Disfruta tu niñez mi amor, así serás feliz.

- Así que sabían lo que estaba planeando.

- Tu madre te conoce muy bien y me pidió ese favor, compré un nuevo elefante y coloqué en el interior el cepillo de gatos más bonito que encontré en la tienda. Cariño, no te sientas mal, borra esa carita triste y sonríe porque tu mamá te ama mucho.

- Gracias abuela, mi mamá y usted son las mejores. Las amo.

- Mañana iremos a visitar a tu madre, así que ve a dormir.

Al día siguiente, las dos nos preparamos para visitar a mamá, estaba nerviosa y ansiosa al mismo tiempo. Siento mis manos temblar al llegar al hospital, pero dejan el bailoteo para concentrarse en abrazar a mamá en el momento en que entramos en su habitación. Afuera de la pieza está Santi y su padre, me habla Santi con mucha alegría diciendo que los gastos de mamá fueron cubiertos por un seguro de quizás qué. Con tanta felicidad no me importaba el cómo, solo estaba alegre por mi mamá.

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⏰ Última actualización: Jun 23, 2017 ⏰

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~Cuentina~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora