Tú, mi amarga obsesión

《 Capítulo I " Nuevos horizontes " 》

Desde las alturas todo se veía tan distante, los islotes parecían simples manchas al azar en la extensión del océano, la nubes simple vapor, el sonido casi sordo del motor un verdadero dolor de cabeza.

" Señorita ".

Realmente no sé si estoy soñando con todo esto, o más bien parece una pesadilla, este avión no es real, la tierra lejana a la que me aproximo tampoco lo es, despertaré en mi mullida cama como todas las mañanas y bajaré en pijamas hasta la cocina donde mamá preparía el desayuno, Nikolai se encontraría trabajando seguramente en su computadora antes de irse a la oficina, bebiendo su jugo recién exprimido y masticando ruidosamente una tostada.

" Señorita "

Irina seguramente aún estaría durmiendo, cuando baje a desayunar se quejaría de que no hay café en la cafetera, mamá le respondería " Hubieras alcanzado a beber café si tan solo hubieras despertado media hora antes ", a lo que ella como siempre en silencio y de mal humor iría a preparar los granos y a dejar el café tan amargo para que así solo ella pudiera beberlo.

" Disculpe "

Papá se encontraría leyendo las finanzas en el periódico matutino, se quejaría de la mala distribución de los bienes nacionales o simplemente diría que en tiempos de antaño la economía era mucho mejor, se cepillaría el bigote con su dedos e iría a besar en la frente a una molesta y gruñona Irina matutina, se acercaría a mi y me rasparía la frente con su bigote al darme el habitual beso de buenos días; Oh papá, no sé cuantas veces debo decirte que te ves mucho mejor sin bigote.

ㅡ Señorita, disculpe pero necesito que se abroche el cinturón de seguridad, aterrizaremos en unos cuantos minutos ㅡ. La azafata me había estado hablando durante largos segundos y yo no me había percatado tan siquiera de que me estaba dirigiendo la palabra.

ㅡ Lo siento, enseguida lo haré ㅡ. Ella había llevado sus manos a sus caderas y adoptado la postura de quien regaña a un niño, por mi parte lo único que pude hacer era disculparme con la mirada mientras ella se perdía por el extrecho pasillo del avión comercial número 420 rumbo a Londres. Había estado soñando despierta durante cuanto, ¿Todo el trayecto desde la última escala?, estaba realmente exhausta por no decir a punto de desvanecerme por el sueño; Acatando la anterior orden de la azafata y de la insistente luz parpadeante frente a mi abroché mi cinturón de seguridad, los murmullos antes silenciosos de los pasajeros durante el trayecto ahora iban desde bostezos a el rezo desesperado de alguien seguramente con vértigo. Miré una última vez por aquella pequeña ventanilla, ahora el mar se había convertido en edificios, calles torres y mas edificios y ya en la cercanía se veía el aeropuerto, finalmente tras horas de viaje había llegado a mi destino;

Hola Londres.
Adiós Moscú.
Adiós para siempre, Victor.

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Tras bajar del avión y recoger mis maletas me disponía a tomar un taxi, entre el gentío un hombre de quizás unos sesenta y tantos años alzaba un cartel escrito con mi nombre, o mas bien el intento por escribir adecuadamente mi nombre, " Andyuska Volkova ", me aproximé a él y al hacerlo recordé que anteriormente había solicitado el transporte del aeropuerto para que me llevara a la dirección de mi nuevo departamento, supongo que era mucho más seguro que pedir uno a las afueras del aeropuerto.

ㅡ ¿Es usted la señorita Ad... Ahn...? ㅡ. El pobre hombre tuvo que releer el cartel para recién pronunciar adecuadamente según él como era mi nombre.

ㅡ Annushka señor, pero puede llamarme Anna ㅡ. El amable hombre se sintió apenado por la equivocación, me pidió disculpas y se dispuso a tomar mis maletas.