Tres días antes.
No sé cuántas horas tengo fuera de casa, seguramente mis padres están preocupados por mí. Después de dos arduas semanas de exámenes en la carrera de derecho, Sasha y yo decidimos que la mejor forma de quitarnos el estrés es ir a un bar en el Barrio Francés.
― Dios mío ― me dice Sasha, sin contener la risa. Seguro ha bebido unos tres tequilas ―. Deberías relajarte, tus padres no deberían preocuparse por ti. Digo, tienes 23, ya sabes cuidarte sola.
Bufo ante su comentario.
― Tengo que ir al baño ― me excuso, pero en realidad voy a llamar a mi madre para que sepa que estoy bien ―, no tardo mucho.
Me levanto del taburete de la barra y me dirijo al baño de mujeres con paso rápido. Ya dentro tecleo rápidamente el número de mi casa, y me responden al tercer timbrazo.
― ¡Nora Prince! ¿Se puede saber dónde demonios estás metida? ― grita mi madre a través del teléfono.
― Estoy en un bar en el Barrio Francés, Sasha me trajo. Pero no te preocupes, en un rato...
Pero me interrumpo cuando escucho que algo se rompe, y después, gritos que vienen de fuera. Cuelgo el teléfono y salgo, y veo gente desangrada en el piso y corriendo. El pánico se apodera de mí, y lo primero que pienso es que debo escapar. Corro despavorida hacia la puerta, pero hay un chico obstruyéndome el paso. Me cubre la boca con un pañuelo con un olor extraño, y poco a poco pierdo la conciencia.
Actualidad.
Despierto otra vez en la misma bodega, pero esta vez hay personas muertas y con heridas en el cuello. Todas sus miradas apuntan a la puerta que está al otro lado de donde estoy. Me arrastro a la persona que está más cerca de mi para ver si sigue viva, pero lo único que encuentro es muerte en sus ojos, y un ligero olor a putrefacción. Me aparto, asqueada de todo y en ese momento entran varias personas, entre ellas Kol, si bien recuerdo su nombre.
― Detén esta locura ahora mismo, Kol ― ordena una chica rubia, alta, bien vestida y de acento viejo.
Pero Kol ríe de manera burlona.
― Agradece eso a nuestros queridos hermanos, Rebekah ― gruñe y con su velocidad inhumana, me toma y me pone una daga junto a la garganta. Empiezo a hiperventilar y mi corazón late como un loco. ¿Quiénes son estas personas?
― Lo hacemos porque te lo mereces ― interviene otro de los presentes. Tenía el cabello y los ojos cafés, y llevaba traje.
― ¿Lo merezco? ― Kol alza la voz tan fuerte que me aturde. Me aprieta tanto contra sí que me es difícil respirar ― Ustedes lo merecen más que yo, son unos asesinos igual que yo, acéptenlo. Klaus ha asesinado a sangre fría a miles de inocentes y no veo una daga en su pecho.
El último presente se acerca de manera amenazante mientras lanza rabia por los ojos, y hace a Kol retroceder.
― El gobierno nos esconde cuando suceden estos malentendidos. Pero no te interesa y haces tus rabietas porque nosotros te clavamos una daga ― dice el otro. Noto que aparecen unas venas extrañas bajo sus ojos, y su iris se vuelve amarillo. Quiero gritar del miedo, pero sé que eso me podría costar la vida.
Y en una fracción de segundo, la mujer me toma y los hombres pelean entre sí.
De un momento estoy a unos cien metros de una especie de granja; supongo que ahí están Kol y los otros dos peleando. ¿Quiénes son estas personas? ¿Por qué me defendieron? ¿Por qué son tan raros? Mi cabeza se inunda de tantas preguntas que me mareo.
― ¿Te encuentras bien? ― me pregunta la chica rubia.
Me siento en el infierno, quiero responder, pero tengo tanto miedo que no salen palabras, solamente lágrimas.
N/A: Ya seeee, capitulo muy corto, pero prometo que serán mas largos
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Hereje ➺ Klaus Mikaelson.
Fanfiction« Somos rechazados por la Naturaleza, Nora; humillados por nuestra propia familia y buscando consuelo en el otras personas. Por eso te gusto tanto, ¿no? »