Tengo frío, demasiado para la época cálida que se supone debería mantenernos cómodos con el clima.
Hace días que no logro comer como se debe, Todo me da asco, todo termina expulsado de mi organismo.Tengo mucho frío.
La habitación en la que me encuentro en este momento se siente sumamente pequeña, demasiado fría, ni siquiera las colchas térmicas logran calentar aunque sea un poco mi tieso cuerpo.
En estos momentos, solo puedo pensar en todo lo que pasa, sintiéndome cada vez más y más tonta por todo lo que me abruma; después de todo como es posible que me sienta tan mal sin saber del motivo de ello?Mierda, tengo mucho frío.
Nada me hace sentir bien, hace días que no; ni el cariño de mamá, ni las risas de mis hermanos, ni los besos de mi novia. No siento nada, salvo aquel frío abrasador en mis pies y el suave dolor de la piel maltratada de mis piernas y abdomen contra la tela de las sábanas.
Mientras más me adentro en mis pensamientos, desde la dura y helada cama en la cual se supone debería estar durmiendo hace horas, más me aferro a la idea de que quizás me lo merezco. Después de todo, no soy la hija perfecta que se supone que debo ser.Lo siento, tengo mucho frío.
Con esto en la mente, no logró frenar las lágrimas que hasta hace unos instantes luchaban por salir, las cuales se sienten sumamente cálidas a comparación del frío ambiente de mi habitación. Eso solo me incentiva a dar rienda suelta a los sollozos que acallaba de forma patética.
Ayuda, tengo mucho frío.
No puedo saber con exactitud cuanto tiempo paso, la noche tiene un aire conciliador y tranquilo, como si quisiera de alguna forma hacerme saber que todo va a mejorar; pero no lo hará, ya me canse de esperar, y el frío solo aumenta.
Decidí levantarme, ya bastante enferma de estar en la misma posición por horas, y buscar algo con lo cual entretenerme aunque sea un rato.
Mentiría si dijera que aquello me ayudo a despejarme, ya que incluso eso me provocó un gran sentimiento de soledad, la casa estaba en completo silencio y a oscuras.Tengo mucho frío.
De nueva cuenta me hundí en lo mas profundo de mi mente, sin importarme el helado aire que me erizaba todos los bellos del cuerpo, por lo que pudieron ser segundos, pero para mi fueron años.
Al recobrar el sentido de mi misma me vi parada frente a la mesada de la cocina, más específicamente donde mamá suele guardar los utensilios para cocinar.Por favor, tengo mucho frío.
Mi cuerpo parecía moverse por si solo, ni siquiera note el momento en que mi mano tomo el cuchillo más grande y filoso de la mesada.
Lo admire por un momento, como si fuese la obra de arte mas hermosa que alguna vez haya presenciado y al mismo tiempo buscándole todos los defectos posibles; lo miraba con una mezcla de amor y odio.Mamá, lo siento, tengo muchísimo frío.
Ya harta, levante mi brazo izquierdo, el cual lucia ya bastante maltratado por los últimos días, y presione aquel objeto punzante hasta que vi como se dibujaba una perfecta linea rojiza que se desbordaba por mi muñeca, manchando levemente el pulcro y limpio piso de aquella cocina.
No me sentí satisfecha, por lo que nuevamente abrí la piel de aquella zona, esta vez aplicando mas fuerza al momento de deslizar aquella afilada hoja; Y así continúe, hasta que el piso quedo completamente salpicado por gotitas rojas.Tengo mucho frío.
Cuando me di cuenta de lo que hice ya era tarde, no podía siquiera mantenerme en pie por mi cuenta, por lo que sin más me deje caer con suavidad contra la mesada hasta terminar en el piso manchado.
Solté un suspiro y mire hacia el techo, de seguro debería esperar hasta que el mareo se fuera para limpiar el desastre que provoque e irme a dormir como siempre que ocurría este tipo de situaciones, a las cuales estaba bastante acostumbrada estos últimos días.Pero de alguna forma esta vez se sentía diferente, mucho más frío.
De un momento a otro siento como una luz me golpea el rostro, seguido de un grito y unas manos sacudirme. Me sentí desorientada, no lograba enfocar la vista hacia aquella persona que parecía estar al borde del colapso nervioso.
Lo siendo mucho, no siento mi cuerpo.
No entendía lo que me decían, todo parecía estática y ruido indefinido a mi alrededor.
Sentía la oscuridad nublar cada vez la poca visibilidad que tenía, impidiendome concentrarme en lo que pasaba. De un momento a otro me dieron muchas ganas de dormir, como si el sueño que no lograba conciliar durante estos días se juntará de goles en mi cuerpo.
Poco a poco me deje acunar por este dulce mantra, sintiéndome más y más ligera, abandonando todo pensamiento que me atormentaba.Finalmente, ya no tenía frío.