Meeting wild~

Aquel día recorrió los pasillos del instituto solitariamente, en todo sentido, la mayoría de jovenes estaba en clases. De un momento a otro se detuvo preocupada, al ver que un joven de un curso mayor venía muy agitado con la mano en su pecho, corriendo, como buscando la salida, pero claramente desorientado, este joven no era cualquier joven, era Iori Yagami, el chico del que estaba enamorada, de un grado mayor, que aparentaba más edad, pelirrojo, misterioso, y de mala fama por su mal carácter y ese don natural de mandar al carajo, lo que hacía de él un tipo pesado, pero ella no lo consideraba así, sabía que probablemente detrás de su actuar había algún motivo.

Ese día, Yagami actuaba diferente a lo habitual, tenía cara de haber visto un fantasma, la chica intentó detenerlo preocupada o saber que le pasaba, pero fue en vano, así que decidió seguirlo, él entró al baño y fue directo al lavabo a vomitar sangre, lo que alarmó aún más a la chica, ¿Qué le pasaba?, ella no entendía nada, quiso ir por ayuda aunque el hombre no la dejó, gritándole, "¡VETE!", pero ella no lo dejaría ahí. Mientras la chica intentaba ayudar, el hombre sentía que se desvanecía, lavaba su cara reiteradas veces, su camisa y parte del piso manchados de sangre, su aliento se volvía pesado y denso, con una mirada perdida, la maldición del orochi tenía curso en él una vez más.

La chica a su lado, no recuerda como, pero, en un rápido movimiento el hombre rasgó partes de sus ropas, dejándole un par de heridas, lo único que recuerda con claridad eran sus rojos ojos, esto la hizo caer hacía atrás muy asustada, ya sabía que el hombre no estaba en sus sentidos, tenia miedo, no sabia que hacer, y parecía acercarsele más y más, amenazante, tirando golpes al aire salvajemente mientras la chica intentaba huir, pero no pudo, estaba acorralada. Llego un punto en que el hombre la tomó por la cabeza reteniéndola, la chica sollozó, pensó que iba a morir, la apoyó contra la pared como abrazándola y entonces ella pudo observar con detalle su rostro, él estaba sufriendo, se intentaba abstener a lo que hacía, y esto se notaba en sus movimientos. La  sujetó con fuerza, como para no seguir hiriéndola con sus manos, sin embargo unos impulsos lo llevaron a manosearla.

Y en un santiamén, impulsado por un ir y venir de hormonas, sensaciones, impulsos y resistencias, tenia a la chica gritando de dolor y placer, con sudor y sangre de ambos mezclados...si, arrebataba la inocencia de la menor de una forma salvaje.

Una vez había terminado, y luego de venirse dentro de ella, el hombre suspiró relajándose y calmando el aire salvaje de su mirada, dejando notar ahora algo parecido al sentimiento de culpa, hasta que poco a poco volvió en si, para luego mirar sorprendido a la chica.
Esta solo lo abrazó preocupada y llorando, pero de rabia, había disfrutado eso, y se sentia culpable, ella sabía y entendió que no fue intencionado, se notaba en su mirada, ambos se sentían culpables, ella porque en el fondo lo disfrutó y él por lo que hizo.