Capítulo 2

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—Sus nombres—les pregunta el bedel para poder darles las llaves a los dos nuevos residentes.

—Evan Martínez Briones—responde el primer chico. Es de mediana estatura y moreno, con un largo flequillo con unas mechas más claras que casi le tapa los ojos.

—Sam Díaz Font—responde el segundo, el cual es más alto y más pálido. Tiene el pelo negro azabache y una leve barba de unos cuatro días.

El hombre les entrega las llaves y descubren que están en el mismo pasillo.

—¿Con cual de las dos te quedarías, Sam?—le pregunta Evan a su viejo amigo catalán.

—No lo sé—le responde Sam—Céntrate en buscar las habitaciones y deja a las chicas que estaban en recepción.

—Yo con la morena. La rubia no estaba mal pero prefiero a la morena—se justifica.

En ese momento, se cruza a la supuesta rubia por las escaleras junto a los que pueden ser sus padres. Evan la para y le sonríe.

—¿Vives aquí?—le pregunta descaradamente.

—No—le responde extrañada.

—¿Y tu hermana?—sigue preguntando Evan.

—¿Hermana? Solo he venido a despedirme de una amiga.

—¿Morena?—Charlot arquea las cejas y asiente.—Gracias—le guiña un ojo y vuelve a subir las escaleras.

—No te cortes, Evan—le dice Sam. Evan se encoge de hombros y buscan sus habitaciones. Evan está en la 333 y Sam en la 335.

Los dos amigos se conocieron en un partido de fútbol ya hace años. Un clásico Barça contra Real Madrid. Ya hace cuatro años de eso. Como Evan era de Madrid y Sam de Barcelona, pasaron esos años hablando por Whatsapp o redes sociales. Después de varios años, por fin vuelven a reunirse.

—Aquí está, pasillo 3B—anuncia Sam.

Los dos amigos entran en sus habitaciones. Mientras Sam se queda en ella para instalarse, Evan va a descubrir quién vive en frente. Llama a la puerta 332 varias veces hasta que le abre una chica pelirroja.

—¿A qué vienes?—le espeta la chica.

—Tranquila, tigresa, solo quería saludar—le dice Evan con las manos en alto.

—Estoy ocupada ordenando, cosa que tú también deberías hacer.

—Me llamo Evan, de Madrid, ¿y tú eres...?—le pregunta el madrileño.

—Beca, de Valencia.

—Por el carácter diría que eres vasca.

—Que gracioso—dice Beca poniendo los ojos en blanco.—Si me disculpas, tengo cosas que hacer.

—Vale, tigresa—pronuncia la última palabra y la valenciana le cierra la puerta en las narices.

El incansable madrileño se dirige a la habitación 335 cuando la 330 se abre y entran un chico alto y moreno y su querida morena. Es bajita, con el pelo levemente ondulado y largo y piel algo morena. Lo que más llama la atención de ella son sus enormes y profundos ojos verdes. Antes de que cierren la puerta, el madrileño entra con ellos.

—¿De quién es la habitación?—pregunta el madrileño.

—Mía—responde Abril—¿Algún problema?—pregunta levantando las cejas.

—¡Una gallega!—exclama Evan.—Moza, teño terras*

—Ya, eso no va a servir conmigo—dice riendo Abril.

✁Pasillo 3B✃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora