Cuando la explicación finalizó, un gesto de tristeza reinó en Alberto, hombre alto y de cabello oscuro que minutos antes se había presentado como mi padre. El mismo sentimiento producía lágrimas en los ojos de mi madre, la cual se encontraba agarrando a mi hermano, ambos presentados por Alberto. El médico abandonó la pequeña sala, dejando un silencio en la habitación, el cual fue interrumpido por mi deseo de ir al servicio. Al cerrar la puerta, observé mi desconocido rostro en el espejo, ojos azules que resaltaban sobre una piel morena y un pelo castaño en un cuerpo alto y delgado. Marta, mi madre me llamó detrás de la puerta y preguntó si estaba bien. Me quedé inmóvil frente a mi reflejo, era la primera vez que escuchaba mi nombre, y la pregunta se repetía en mi cabeza <<¿Hugo estás bien?>> <<¿Hugo estás bien?>> los desesperados golpes que impactaban contra la vieja puerta de madera me sacaron de mis pensamientos, y fue entonces cuando abrí la puerta intentado sonreir. Sabía que esas personas me querían, lo mínimo que se merecían era ver un gesto de alegría en mi cara. Después de dos interminables dias de visitas y comida sin sal, una enfermera nos informó de que podía regresar a casa. Nervios y dudas invadieron mi cuerpo, ambas sensaciones convivían con mi vacía y hueca vida constantemente.
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MI PROPIO DESCONOCIDO
Random¿Cómo sería despertar y no recordar nada? ¿Cómo sería estar atado a una vida que no te pertenece? ¿Cómo sería sentir que eres tu propio desconocido?
