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26 de abril, Honolulu, Hawai.

El sol iluminaba aquel día de abril en las islas Hawai, un gran día.

El lado norte de Waikiki Beach estaba cerrado al público por la boda de Marco Reus y su novia Jennel. Todos querían ir pero sólo los más afortunados podían ver el bonito enlace entre la pareja.

Había un altar rodeado con flores y guirnaldas que adornaban también las sillas de colores azules y amarillos. Todo era realmente precioso.
La gente invitada iba apareciendo y comenzaba a tomar asiento. Casi todos los presentes eran futbolistas, ya que el esposo era jugador de fútbol.

Jennel estaba sentada enfrente del espejo. Miraba su rostro maquillado como si fuese un ángel y su moño alto que realzaba sus facciones. Preciosa.

La chica estaba feliz por casarse con el hombre de sus sueños pero a la vez los nervios la carcomían por dentro. No sabía si Marco daría la espantada en el último momento y la dejaría plantada, o si su vestido se manchaba o cualquier otra cosa.

— ¿Estás nerviosa? —preguntó Begoña poniéndose al lado de la muchacha de vestido blanco.

— Un poco, la verdad. —resopló la morena en busca de un poco de alivio.

— No te preocupes, va a salir todo genial. Estás preciosa, todos se van a quedar estupefactos cuando te vean, Jenn. —Bego animó a su amiga mientras la daba un abrazo para salir de la habitación y dejarla sola. 

Begoña continuó su camino hacia las afueras del bungalow en el que se encontraba pero alguien se interpuso.

— ¿A dónde vas? —preguntó Morata agarrando la mano de la chica.

— Afuera, ¿qué hacías aquí? —cuestionó la morena entrelazando su mano con la de su novio.

— Estaba buscándote, Bego. —el madrileño acercó a la chica a él para envolverla en un abrazo.

— ¿Qué te pasa? —Begoña estaba extrañada por el comportamiento de Álvaro.

— Nada, es que te quiero mucho y las bodas me ponen sensible. —besó la cabeza de su novia.

— Estás muy raro. —rió. — Yo también te quiero, Moratita. —unió sus labios en un beso y se separó. — Tengo que buscar a las chicas, nos vemos en un rato.

Besó por última vez a su novio y siguió su camino para buscar a sus amigas.

Mar y Laura ayudaban a preparar los últimos retoques para los vestidos azules de las damas de honor.

— ¿Ha venido Borja? —preguntó Mar intrigada.

— No le he visto, creo que no va a venir. —Laura contestó con cierta tristeza, ya que su novio no iba a estar allí para estar con ella.

— No estés triste, quizá venga. —intentó animar la mexicana.

— No lo creo. —la madrileña siguió con lo que estaba haciendo cuando escucha que la llaman.

— Laura, te buscan. —Isco llegó corriendo señalando a la parte de atrás de uno de los bungalow.

— Sigue tú, ahora vuelvo. —Laura dejó lo que estaba haciendo y fue donde Isco señaló.

Llegó y no vio a nadie.

— ¿Hola? —preguntó esperando una respuesta.

— Hola, tontita. —alguien contestó a sus espaldas.

— ¿Borja? ¿Qué haces aquí? —preguntó sorprendida.

— Yo también te quiero. —dijo con sarcasmo el jugador del Wolfsburgo.

Instagram. Dani CarvajalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora